Siempre acabo volviendo. Quiero decir que por algún resorte que desconozco me alejo de la música clásica y contemporánea para refrescarme con algo más moderno. En ese paréntesis puedo escuchar de todo. Me gusta todo, bueno todo no, pero puedo adentrarme en el jazz con la misma intensidad que me adentro en fados, bosanova, música étnica, minimalistas que también adoro como Glass o Mertens hasta modernos como Coco Rosie o Anthony and the Johnson (que conocí a través de S. y ya es inevitable volver también a estos), incluso cito a Andrew Bird, Devendra Banhart o Coldplay. S. siempre me trae músicas nuevas que me inculca y me gustan nada más escuchar sus primeros pasos. Así que ahora, que ando loca con este regreso mío, le imbuyo mis antiguas pasiones. Puedo pasar incluso a escuchar y disfrutar hasta de los grupos más poperos españoles. Pero ese mismo resorte me obliga cada otro cierto tiempo a volver, siempre acabo volviendo, como vuelve el ave rapaz al brazo del cetrero tras un largo vuelo en libertad. Y entonces pienso: no quisiera salir de este otro paréntesis jamás". Siempre vuelvo. Me equilibra con el resto. Así que se podría pensar que esta música ata mis tobillos bien de cerca, aunque contradictoriamente más me acerque hacia arriba, esclaviza mis oídos, pero realmente es lo que me da la libertad de volar. Os traigo un trocito de libertad, es otro Pärt. Para aquellos que lo conocéis sabréis de lo que hablo cuando digo que aúna "sencillez y profundidad" en uno, a veces incluso austero, y para sus desconocidos, os dejo esta pieza, a modo de nana, como el inicio del despunte hacia su música. A Pärt lo identifico con la escuela minimalista y, más específicamente con una especie de minimalismo santo, alejado por ello de autores como Glass, que también me encnata. Esta diferencia mística le acerca así a su contemporáneo Henryk Górecki, que con su sinfonía 3 o de las lamentaciones te eleva a lo más alto. Aunque las primeras obras de este compositor estonio muestran influencias rusas de Serguéi Prokófiev y Dmitri Shostakóvich, posteriormente acabó rechazando los modelos tradicionales y se fue introduciendo en el serialismo tan caracterísco de Arnold Schönberg (su Pierrot Lunaire es maravillosamente atonal). El estilo de Pärt se caracteriza por un lenguaje tonal austero de profunda belleza espiritual con técnicas minimalistas y contrapuntísticas. En fin, que la danza y la música son lenguajes silenciosos que nos elevan, sin duda saca lo mejor que hay en nosotros. Silencios y notas esta vez encerrados en un cello y un piano. La traducción de esta obra sería algo así como Espejo en un espejo. Yo la adoro, es sencilla y profunda porque nos toca el alma, porque nos detiene, y en esa detencion, sencillamente, nos hace pensar, con la lentitud exacta que ese acto requiere.
http://www.arvopart.org
Disfrutadlo.
5 comentarios:
Sólo puedo decir:
gracias*
Te ha tocado premio.
tournesols
gracias a ti por saber escucharla
hugo
millones de gracias, ha sido toda una sorpresa pinchar sobre esa palabra que reza "Premio"
He encontrado este blog buscando "Spiegel im spiegel", esta mañana la oi en radio clasica y cai enamorada en el acto ^^ , tienes mucha razón en lo que escribes que se siente.
Y entonces me ha encantado la que tienes puesta de fondo, cual es??
Gracas!!!!
spiegel im spiegel es un bucle maravilloso del que no quisiera salir nunca.... la del fondo megueara, es la sonata 959 andantino de schubert, otro bucle maravilloso....
aquí te lo dejo por el pianista brendel
http://www.youtube.com/watch?v=Il6-lZYDpqY
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