jueves, 30 de octubre de 2008

Wallace Stevens

Lo descubrí el otro día, mi jefe me lo recomendó a cambio de un puñado de poemas recientes. Concretamente me recomendó La Roca, aún no me he hecho con él. Pero me he iniciado en Stevens y me gusta tanto que lo comparto. No tardaré en hacerme con esa roca. Lo sé. También sé a ciencia cierta que me gustará tanto o más que esa primera tibieza.

Primera tibieza

Me pregunto: ¿he vivido una vida de esqueleto
siendo un interrogador de la realidad,
compatriota de todos los huesos del mundo?
Ahora, aquí, la tibieza que había olvidado se torna
parte de la realidad mayor, parte de
una apreciación de una realidad;
Y así en una elevación, como si viviera
con algo que pudiera tocar, tocar en todo sentido.

OTROS POEMAS

I

Los racionalistas, usando cuadrados sombreros,
piensan, en cuadradas habitaciones,
mirando al suelo
mirando al techo.
Se limitan
a triángulos rectángulos.
Si intentaran romboides,
como conos, curvas, elipses
-como por ejemplo, la elipse de medialuna-
los racionalistas usarían sombreros.

II

Soldado, hay una guerra entre la mente
y el cielo, entre el pensamiento y el día y la noche.
Por eso el poeta está siempre al sol,
remienda la luna en su habitación y la cose
a sus cadencias virgilianas, arriba abajo,
arriba abajo. Es una guerra que nunca acaba.
Sin embargo depende de la tuya. Las dos son una.
Son un plural, un derecha e izquierda, un par,
dos paralelas que se encuentran aunque sea solamente en
el encuentro de sus sombras o que se encuentran
en un libro en un cuartel, una carta de Malasia.
Pero tu guerra acaba. Y después regresas
con seis carnes y doce vinos o bien sin ellos
para andar por otra habitación... Monsieur y camarada,
el soldado es pobre sin los versos del poeta,
sus compendios insignificantes, los sonidos que se clavan,
inevitablemente modulantes, en la sangre.
Y guerra por guerra, tiene cada una su clase de valentía.
Qué sencillamente el héroe ficticio se vuelve el real;
qué alegremente con las palabras justas muere el soldado,
si ha de morir, o vive del sustento del habla fiel.

III

Que el vaso en el calor se fundiría
y que el agua en el frío se volvería hielo,
demuestran que este objeto es tan sólo un estado,
uno de muchos, entre dos polos.
También lo metafísico posee esos dos polos.
El vaso está en el centro.
La luz es un león que ha bajado a beber. Allí,
y en ese estado, el vaso es una charca.
Tiene rojos las garras y los ojos
cuando la luz desciende a humedecer su quijada espumosa.
Y en el agua se mueve la cizaña arrancada.
Y allí y en otro estado –los reflejos,
la metafísica, la zona plástica de los poemas,
estallan en la mente. Pero, gordo Jocundo,
que no te inquieta el vaso sino el centro.
En el centro de nuestras vidas, este tiempo y día,
Es un estado, primavera entre políticos
eue juegan a las cartas. En un pueblo de indígenas
uno quisiera descansar. Entre perros y estiércol
seguiría luchando con las propias ideas.

(1879-1955)

lunes, 27 de octubre de 2008

Schopenhauer y mi madre

Ayer pasé gran parte de la tarde leyendo a Schopenhauer. Alrededor de la filosofía. Es una edición muy antigua, de julio de 1969, un mes más tarde del mismo año mi madre me traería al mundo y supongo que empapada con sus ideas jóvenes. El libro es de ella y ya estaba mancillado de subrayados cuando yo hice otro tanto en él muchos años atrás. Así que ahí, en ese libro querido, se entremezclan las ideas de mi madre con las mías propias. Por supuesto en estas que aquí relato no necesité subrayar nada que me llamara la atención porque estaba deacuerdo con el modo de pensar de mi madre. Cuento todo esto porque ayer me sonreía con la boca bien abierta de las anotaciones al margen de mi madre por aquel entonces. Le leía a S. un párrafo y al momento leía la anotación contraria totalmente de mi madre.
Schopenhauer era según dicen, avaro, misógino y solitario, pero era fílósofo y a pesar de que no estoy de acuerdo con él en millones de cosas, hay otras tantas que en las que creo fervientemente como él. Su filosofía era concebida esencialmente como un "pensar hasta el final".
En fin, qué contradicción. Este hombre odiaba a las mujeres y luego defendía ideas como: La compasión hacia los animales está tan estrechamente ligada a la bondad de carácter que se puede afirmar con seguridad que quien es cruel con los animales no puede ser una buena persona. Su aspiración se concretó a crear una filosofía que fue elaborando en su ansia de saber y en los resultados de la experiencia.
Bueno quiero transcribir aquí algunas citas de este libro y las anotaciones de mi madre que son como menos rotundas pero graciosísimas y acertadísimas.

Dice Schopenhauer: Todas las mujeres, con rarísimas escepciones, tienen a la prodigalidad. He aquí por qué, en nuestra opinión, las mujeres nunca son complementamente mayores, sin oque deben estar siempre bajo la tutela de un hombre.

Anotación al margen: Estúpido, soberbio hombre, que no alcanzas a algunas mujeres jajaja

Dice Schopenhauer. Ya Homero nos advierte: Sabes qué alma encierra el seno de una mujer. Ambiciona siempre aumentar los tesoros de un nuevo esposo. Bórrase el recuerdo de sus primeros hijos, del difunto marido. Nunca se informa de aquellos seres que le fueron tan queridos... (Odisea, canto xv, veersos 20-23)

Anotación al margen: Parece que estaban muy adelantados los antiguos. Caramba con Homero.

No pude resistirme la risa y llamé a mi madre. Le conté que estaba leyendo a Schopenhauer junto a unas anotaciones suyas al margen. Nos reímos muchó y de ahí pasamos a Russell, con su debate famoso con el padre Copleston. Salieron otros nombres como Voltaire, Pitágoras, en fin, todos con dos puntos en común, eran filósofos y misóginos. Qué curioso.

Fue gracioso.

En la última página del libro de nuevo la letra amada de mi madre:
Marcuse: No me gusta su teoría. No estoy deacuerdo. Se acerca demasiado a Freud y su flosofía no es fluida, se cierra en una idea y no es dialéctico. Marcuse pierde el concepto estructuralista.
Ser marxista es ser dialéctico y ser fluido.
La dialéctica es una constante superación No admite la estabilización.
No siempre, yo diría que nunca, un intelectual es ejemplo de coherencia. Casi nunca lo es. La inteligencia ya es incoherente de por sí, pero no incongruente. TODO INTELECTUAL SE DICE, SE DESDICE Y SE CONTRADICE. HAY QUE VER


ADORO A MI MADRE. Schopenhauer que odiaba a todas las mujeres por el carácter visionario que su madre tenía de él... (a los 16 años Schopenhauer ya daba señales de lo que su madre impacientemente describía como una tendencia morbosa a “cavilar sobre la miseria de las cosas”) ha conseguido que yo admirara y adorara a la mía, haciendo extensible este pensamiento abierto a todo el género femenino. Otra curiosidad. A veces el que defiende con dureza una idea se encuentra justo con su contrario. Con aquello que es indefendible para él porque no existe.

viernes, 24 de octubre de 2008

El arca de Ana

El lunes, cuando llegué a casa del trabajo el portero me paró para darme un sobre grande y perfectamente embalado. En principio no imaginé qué podía ser. No esperaba nada en el correo. Me encanta recibir sobres grandes en el correo. Me entusiasma. Me transforma en una niña que se adelanta a la vida sin saber aún si es buena o no es buena cosa lo que transport. Así que, al momento de abrir la puerta cargada con bolsas del supermercado, la chaqueta también en la mano y el enorme sobre en otro de mis dedos, me vino a la cabeza un nombre. Ana Arcas Espejo. Entré emocionada a casa y dejando todo mi peso sobre el sofá, me puse a abrirlo sin mirar remitentes. Efectivamente. Yacía envuelto como si fuera un tesoro recién descubierto, tratado con cuidadosísimas manos. Desenvolverlo me costó un tiempo. Iba envuelto entre papeles que a su vez eran sujetados por otra firme superficie para que en viaje de venida no se deterioranan sus formas. A pesar de mis ganas de verlo, a pesar de la prisa inesperada que le había entrado a mis manos, pude con mi emoción y lo abrí con mucho cuidado, con todo el tiempo del mundo. Poco a poco fue surgiendo aquel grueso verjurado de entre tanto otro papel, el dibujo renacía en mis manos. Me encantaron sus líneas, sus tonos y todo sobre el fondo de un paisaje grueso que más bien parecían caminos entramados mancillados por una pluma. Estaba sola. S. aún no había llegado así que se lo enseñé a mi precioso pero ya mayor P. No dejaba de decir en alto qué bonito. En cuanto llegó me avalancé a ella y la gúié hasta el punto de la casa donde se encontraba el dibujo. No pudo tocarlo porque ya lo había encerrado entre los límites de un marco, y tocarlo fue todo placer, pero le encantó.
Esta que veis aquí es la ilustración que acompañará la cubierta del libro La geometría del vientre, que saldrá en diciembre de este año o a comienzos del siguiente a más tardar. Yo estaba esperando un vulgar y moderno cd con la imagen a toda resolución. Era lo que necesitaba el editor, pero me sentí tan feliz por el error. Lo enmarqué sin permiso de nadie y lo colgué en casa con libertinas manos para que mis ojos tuvieran ese referente cada vez que pisen esas líneas.

Ana, esta mi manera de pedirte permiso para suspender esta imagen aquí y también mi manera de agradecerte ese bonito trabajo.

* dibujo Ana Arcas Espejo

martes, 21 de octubre de 2008

Matando quijotes. Teóricamente

No deberíamos consentir que muriera la parte de quijote que hay en cada uno de nosotros. Esa parte que quiero pensar que todos llevamos dentro. Aquel que ve guerreros donde hay molinos. Batallas sin campos ni enemigos. Sin más armas que su espada. Aquel imaginario antiguo que ve Dulcineas donde no existen. Y que de existir éstas, son la ilusión perdida de sus ideas quijotescas. Tampoco deberíamos matar la poca piel de este enjuto que se pega por ejemplo a mi particular y también enjuto cuerpo. ¡Nos dan tanto, tanto! Y sin embargo, matar ese lado flaco parece una decisión sencilla. Teóricamente. Es una muerte literaria. Teóricamente, ya que resulta tan difícil convivir con un carácter así..., convivir con uno mismo. Qué desdoblamiento.
¿Y si no, por qué este ser físicamente maltratado en sus continuos encuentros imaginarios, bélicos y amorosos, salía tantas y tantas veces airoso, repuesto de golpe de golpes? ¿Acaso nunca aprendió este ideólogo amado del dolor padecido en ambos campos?
Cervantes siempre pensó matar a su quijote. Su muerte era realismo profundo. Era el camino más sencillo. Teóricamente. Además su muerte le inmortalizó.

Adoro estas canciones de Ibert y de Ravel

La muerte de Don Quijote de Jacques Ibert
Ne pleure pas Sancho, ne pleure pas mon bon.
Ton maître n'est pas mort, il n'est pas
loin de toi.
Il vit dans une île heureuse
où tout est pur et sans mensonges.
Dans l'île enfin trouvée,
où tu viendras un jour.
Dans l'île désirée O mon ami Sancho!
Les livres sont brûlés et font un tas de cendres.
Si tous les livres m'ont tué,
il suffit d'un pour que je vive.
Fantôme dans la vie et réel dans la mort.
Tel est l'étrange sort du pauvre Don Quichotte

No llores más Sancho, no lloes mi destino. Tu amo no ha muerto, no está lejos de ti. Él vive en una isla feliz donde todo es puro y sin mentiras. En esa isla que por fin ha encontrado, donde tú también vendrás un día. En la isla deseada. Oh, mi amigo Sancho! Los libros han sido quemados y harán con ellos un montón de cenizas. Si todos los libros me mataron, bastará con uno para que perviva. Fantasma en vida y realidad en muerte. Tal es destino extraño del pobre Don Quijote...





Y estas tres canciones de Don Quijote a Dulcinea de Ravel

Chanson romanesque
Si vous me disiez que la terre
À tant tourner vous offensa
Je lui dépêcherais Pança:
Vous la verriez fixe et se taire.

Si vous me disiez que l'ennui
Vous vient du ciel trop fleuri d'astres
Déchirant les divins cadastres
Je faucherais d'un coup la nuit.

Si vous me disiez que l'espace
Ainsi vidé ne vous plaît point,
Chevalier dieu, la lance au poing.
J'étoilerais le vent qui passe.

Mais si vous disiez que mon sang
Est plus à moi qu'à vous, ma Dame,
Je blêmirais dessous le blâme
Et je mourrais, vous bénissant.
Ô Dulcinée

Canción novelesca
Si vos dijerais que la tierra
Con su mucho girar a vos ofende,
Yo haría que Panza se encargara
De dejárosla fija y en silencio.

Si vos dijerais que os hastía
Ver el cielo de astros tachonado,
Desgarrando los espacios celestes
De un golpe la noche acabaría.

Si vos dijerais que el espacio
Por estar tan vacío no os place,
Andante caballero, lanza en ristre,
De estrellas el viento llenaría.

Mas si vos dijerais que mi sangre
Es más mía que vuestra, bella dama,
Yo palidecería ante el reproche
Y moriría, siempre bendiciéndoos.
¡Oh Dulcinea!


Chanson épique

Bon Saint Michel qui me donnez loisir
De voir ma Dame et de l'entendre,
Bon Saint Michel qui me daignez choisir
Pour lui complaire et la défendre,
Bon Saint Michel veuillez descendre
Avec Saint Georges sur l'autel
De la Madone au bleu mantel.

D'un rayon du ciel bénissez ma lame
Et son égale pureté
Et son égale en piété
Comme en pudeur et chasteté:
Ma Dame,

Ô grands Saint Georges et Saint Michel
L'ange qui veille sur ma veille,
Ma douce Dame si pareille
À Vous, Madone au bleu mantel!
Amen.

Canción épica
Buen San Miguel que me otorgas licencia
Para ver a mi dama y escucharla,
Buen San Miguel que me elegiste
Como su acompañante y su defensa,
Buen San Miguel bajad, si os place,
Junto a San Jorge hasta el altar
De la Madonna del celeste manto.

Con un rayo celeste bendecid mi espada
Y a aquella que es igual de pura
Aquella que es al par piadosa
Igual de pudorosa y casta: mi señora


Oh nobles San Jorge y San Miguel,
El ángel que protege mis vigilias,
Mi dulce dama que tanto se parece
A la Madonna del celeste manto.
Amén

Chanson à boire
Foin du bâtard, illustre Dame,
Qui pour me perdre à vos doux yeux
Dit que l'amour et le vin vieux
Mettent en deuill mon coeur, mon âme!

Je bois
À la joie!
La joie est le seul but
Où je vais droit... lorsque j'ai bu!

Foin du jaloux, brune maîtresse,
Qui geint, qui pleure et fait serment
D'être toujours ce pâle amant
Qui met de l'eau dans son ivresse!

Je bois
À la joie!
La joie est le seul but
Où je vais droit... lorsque j'ai bu!

Canción para beber
Mal haya aquel bastardo, ilustre dama
Que por hacerme perder a vuestros ojos
Dice que amor y el vino añejo
Entristecen mi corazón, ¡Oh alma mía!

¡Yo bebo alegremente!
La alegría es la única meta
A la que voy derecho
Cuando he bebido.

Mal haya el que por celos ¡Oh señora!
Gime, solloza y asegura
Ser siempre un amante pálido
Que diluye con agua sus bebidas.

¡Yo bebo alegremente!
La alegría es la única meta
A la que voy derecho
Cuando he bebido.

Voy a retomar este libro, lenta, muy lentamente. El otro día lo comencé.

domingo, 19 de octubre de 2008

Aleatoriedad sincronizada paralela

Ayer no salió el sol de mediodía así que nada más comer S. y yo nos decidimos a ver "La ciencia del sueño", de Michel Gondry. Ya habíamos visto no hace mucho tiempo Olvídate de mí, otra propuesta inverosímil de este director donde Joel un Jim Carrey que detesto pero que admiro en este film, se queda asombrado y aturdido cuando se entera de que su novia Clementine mi más admirada Kate Winslet ha borrado de su cerebro los recuerdos de su tumultuosa relación. Desesperado, Joel contacta con el inventor del proceso, el Dr. Howard Mierzwiak para eliminar cualquier recuerdo de Clementine de su propia memoria. Pero sucede que, mientras los recuerdos progresivamente desaparecen, Joel comienza a redescubrir su pasión inicial. (Filmaffinity).

La ciencia del sueño ganó el Gran Premio del público en el festival de cine fantástico de Sitges (2006). Stéphane es un joven tremendamente soñador que se muda a su antigua casa de París tras la muerte de su padre. Allí comenzará a trabajar en una empresa de calendarios, un empleo que no le permite dar rienda suelta a su creatividad. Su naturaleza creativa, y su perturbador mundo de sueños, amenazan constantemente con usurpar su mundo real. Pero conocerá a su vecina Stéphanie, una chica tan soñadora e inventiva como él. El amor surge, pero no será nada fácil intentar comenzar una relación cuando los sueños de Stéphane comienzan a invadir su vida diurna. Nos enseña los dos mundos en los que vive el protagonista: el de los sueños y el real, mezclándolos con un hábil montaje.

Cuando vi en el primer fotograma a un García Bernal magistral se me escapó un comentario dirigido a S. Le dije: ¿Sabes? si tú hubieras sido un hombre te parecerías a Gael García Bernal. Ella se rió y agradeció mi halago porque así lo tomó, mientras repetía ¿están hablando en serio? venga ya... A los segundos pensé lo dicho y le expuse que sí veía el parecido. Porque la belleza de S. es directa, es plana, es como un cuadrado, como un rectángulo, donde cada arista se cierra con líneas perfectamente dibujadas. Ajustadísimas todas donde cada rasgo, al igual que este actor, está bien marcado, diferenciando y resaltando el resto. Una mandíbula importante y determinante. Sí, su belleza es determinante. Creo que finalmente acabé convenciéndola. En fin, os dejo con una de las rarezas de la película. Está llena de este tipo de genialidades. La imagen secundaria en la pantalla detrás de Gael es ilustrativa aunque también él lo es. ¿A quién no le ha ocurrido esto?



Traducción
P.S.R. Aleatoriedad Sincronizada paralela, una curiosa rareza cerebral. Y nuestro tema del día. Dos personas andan al mismo tiempo en direcciones opuestas, y luego, toman la misma decisión al mismo tiempo. Luego la corrigen, y la corrigen, y la corrigen, y la corrigen y la corrigen y la corrigen. De hecho, en un mundo matemático estas dos personitas estarían ligadas para siempre. El cerebro es la cosa más compleja del universo y está justo detrás de la nariz. FASCINANTE.

A cada corrección, una corrección idéntica y totalmente aleatoria. ¿A quién no le ha ocurrido esta rareza? ¿Acaso estamos entonces matemáticamente ligados a todos aquellos desconocidos con los que nos ocurre esa situación a diario y donde terminamos diciendo para cortar esas decisiones sincronizadas "¿Bailas?"
En fin, dicen que nuestros cerebros están continuamente creando un bucle que es increíblemente complejo. No es como si nuestras mentes se comunicaran, ni es telepatía ni nada de eso, es algo así como si cada paso que damos evolucionara en la misma dirección. Se llama así, Aleatoriedad Paralela Sincronizada.
Claro que la imaginación es un regalo increíble, pero tiene su lado peligroso cuando no nos deja pasar a la praxis. O, peor, cuando nos hace creer que la realidad es algo diferente de lo que está ocurriendo. Dicen que la realidad sí es una "suma de percepciones", o sea una objetividad construida por subjetividades... aunque a veces nuestra concepción personal de las cosas tiene demasiado peso en nuestra forma de desenvolvernos frente al resto.

"La distracción es una obstrucción de la construcción", mantiene la voz real del protagonista, pero aquí el protagonista soñador, el idílico está en otro mundo y aún así sigue construyendo calendarios para su "Desastrología", así que la distracción en este caso sí que contribuye a la construcción...
Esa Desastrología, un mar de celofán, una ciudad de cartón, una máquina para viajar en el tiempo un segundo, un caballo de felpa, son el escenario perfecto para esta historia.

Aconsejo ver estas dos películas. Ésta te hace reír y te hace soñar con cosas imposibles.

sábado, 18 de octubre de 2008

Las amistades peligrosas

Se debería tratar a los libros como a las amistades; habría un tiempo reservado para ellos, un tiempo determinado, que pasaría en forma regular y complaciente, no más prolongado que el estrictamente necesario y provechoso. Naturalmente, algunos libros estarían más cerca de uno y nadie podía asegurar por anticipado que no se podría perder de vez en cuando una media hora con ellos, un paseo, una cita, un estreno teatral, o una carta urgente.
Entonces presentí lo que más tan a menudo he experimentado más tarde: que no se tiene derecho a abrir un libro si uno se se compromete a leerlos todos. Con cada línea despuntaba el mundo. Antes de los libros estaba a salvo, y quizá se lo encontraba entero depués. Pero, ¿cómo iba yo, que no podría leer, a absorberlos todos? Allí estaban, en aquella nuestra modesta biblitoeca, en gran número y formaban una unidad. Terco y desesperado, me precipité de libro en libro y me abrí paso entre las páginas como alguien que tuviese cumplir con un trabajo desproporcionado para sus fuerzas. Muchas de las cosas que caían en mis manos debieron ser leídas con anterioridad, para otras, por el contrario, era demasiado temprano; casi nada llegaba a tiempo para mi presente de entonces. No obstante, leí.
Años después, me sucedía a veces por la noche que me despertaba, y las estrellas estaban allí, tan realies y avanzaban de manera tan significativa, que yo no podía comprender cómo podía desperdiciarse tal cantidad de vida, la fiebre se apoderó de mí y me aferré convulsivamente a la lectura.


*Los cuadernos del poeta Malte Laurids Brigge. Mi querida y casi desvencijada edición de 1977 publicado por Ediciones Corregidor (Buenos Aires) persiste entre mis manos a pesar del paso del tiempo. Sus páginas tienes ya alas e independientes sobresalen de su marco por el uso. Cada cierto tiempo, no suele ser mucho, acaricio sus alas y las recoloco junto a la columna vertebral en que se ha convertido su lomo. Y ahora que lo pienso me parece curioso que la editorial sea de Buenos Aires. Esos mismos aires que han desplegado por el tiempo las alas de su espalda. Particularmente, yo no puedo separarme de este libro por mucho que pase el tiempo). Es una de mis amistades más profundas.

Mis amistades hoy son además de este libro peligroso la música, tan peligrosa pero tan necesaria a la vez. Ahora escucho la Barcarola de la ópera Los cuentos de Hoffmann de Offenbach.
Una barcarola está caracterizada por un ritmo reminiscente del remar del gondolero, casi siempre un tempo moderato-

jueves, 16 de octubre de 2008

La vida de la literatura o la literatura de la vida

La literatura es el lugar donde todo se sucede.

La vida perdida para la literatura por culpa de la literatura. Por hacer de mí un personaje literario en la vida real fracaso en mi intento de hacer literatura con mi vida real pues ésta no existe: Es literatura."
A. Pizarnik

A veces ocurre que no encontramos el límite que separa la vida de la literatura. Como una inercia que arrastramos de la infancia. A veces no queremos ni encontrarlo. Pero son esas mismas veces cuando nos hundimos en una simbiosis de ambas donde todo se confunde, donde todo nos confunde. Y las aguas entremezcladas se enturbian, me turbian, nos turban. A veces necesitaríamod ver con una claridad meridiana esa línea en el horizonte y partirla en dos. Partir en dos las aguas. Y entonces, decantarnos por un baño u otro. Sacrificar la carne en una orilla y el hueso en otra. Supongo que esto ocurre para huir de la realidad, de cualquier realidad. Allí, entre libros, todo era posible. Se podía morir de amor y renacer al poco tiempo sin memorias sueltas. Se podía morir definitivamente. O transcurrir en la inmortalidad sin pasados molestos. Traspasar escalofríos sin sentir al miedo... Yo hoy aquí me quedo, me quedo con Pizarnik, la literatura es el lugar donde todo se sucede y a mí me mantiene ebria. Otros se emborrachan con vino.

CENIZAS

Hemos dicho palabras
palabras para despertar a los muertos,
palabras para hacer un fuego,
palabras donde poder sentarnos
y sonreír.

hemos creado el sermón
del pájaro y del mar,
el sermón del agua,
el sermón del amor.
Nos hemos arrodillado
y adorado frases extensas
como el suspiro de la estrella,
frases como olas, frases como alas.

Hemos inventado nuevos nombres
para el vino y para la risa,
para las miradas y sus terribles caminos.


*dibujo de Alejandra Pizarnik, 1972. (Yo ahí veo un mundo donde todo es posible)

martes, 14 de octubre de 2008

Es hora de embriagarse con dulce arsénico













Ha salido el número 2 de la incipiente revista Es hora de embriagarse. Con colaboraciones de Nuria Ruiz de Viñaspre, Luis Morales, Ana Baena Tedó, Vanesa Pérez Sauquillo, Daniel Aldaya, Maximiliano Saavedra, Jesús Domínguez, Francisco Cenamor, Javier Pérez Ayala, Del Corro, El Kebrantaversos, Diego Ávila, Fco.Jesús Muñoz Soler, Josep Esteve Rico Sogorb, Liliana M. Celiz, Javier Das, Sandra Garrido, Batania, Thoti Gacias, Marina Sarponte, Leticia Vera, Abel Aparico, Sergio C.Fanjul, Nacho Aldeguer,David Carril, Eduardo Barbero,Carlos Ernesto García, Miguel Navas,M. Lourdes de Abajo Fdez.,Chema Barredo, Jara Bedmar, Nazario Díaz, Ricardo Bornez, Gloria Gil, Isabel García Mellado, Fernando Falcone, Lidia Litrán, Silcia González, David Mesa, Eduardo Barbero, Brocco Lee.

http://issuu.com/pepeltenso/docs/es-hora-de-embriagarse-n2-3


Por otro lado acaban de informarme que también se han publicado algunos poemas míos en la Revista Dulce Arsénico en papel

Con las colaboraciones de Óscar Marín Repollet, Carmen Camacho, Ana Santos, Milagros Valcárcel, Fernando Sánchez Calvo, Áreo Lórima, Estíbaliz Espinosa, Chema Castelló, Javier Esteban, Nacho Montoto, Agustín Calvo Galán, Sonia Barba, Nuria Ruiz de Viñaspre, Diego Santos Sánchez, Juan Valera, Julio Castelló, Estel Julià, Rodolfo Franco, Antonio Daganzo Castro, Carlos G. Burgos, Mariano Peyrou, Gustavo Díaz Santiago, Sergio C. Fanjul, Simón Arriaga, Harkaitz Cano, Chema Ponte Surribas, José Luis García Herrera, Isabel Bono, Francisco Martínez Morán, Eva Díaz-Ceso, Andreu Navarra, Juan Pardo Vidal, Borja Criado, Marcos Wasen

http://dulcearsenico-enpapel.blogspot.com/2008_10_01_archive.html

Intentaré embriagarme con arsénico.

domingo, 12 de octubre de 2008

Agua, luz y electricidad

Mi familia es toda del norte. De mi padre nos llegó la sangre vasca y de mi madre la navarra. La vida nos desembocó en la fría ciudad de Valladolid hasta que yo, casi por esa acción de rebote acabé en Madrid. Cuando yo era muy muy pequeña, aunque lo suficientemente formada para recordarlo, mis hermanas y yo fuimos con mi madre y mi abuela a ver el santuario de Nuestra Señora de Codés. Para quienes conozcan la zona de la ribera de Navarra reconocerá este paraje. Lindando con La Rioja al sur de la Peña de Yoar está este pintoresco aunque intenso rincón de Navarra a mis ojos de niña. Y digo intenso porque no recuerdo haber visto esa virgen gótica de 85 cm de altura. No recuerdo haber visto al niño llevando en su mano izquierda el globo terráqueo del Mundo. No recuerdo la manzana que portaba la virgen. Sólo recuerdo la lluvia. Intensa. Intensa hasta hacer llorar a un niño. En aquella joven edad, mis ojos se quedaron con otra imagen. Conducía mi madre, mi abuela iba justo al lado y nosotras tres, pequeñas, atrás, trasteando seguro. De repende, en la ascensión a la ermita el mundo se oscureció de pronto. Una lluvia blanca y metalizada como cuchillos se clavaba en el otro metalizado del coche. Caía tan rápida que el limpiaparabrisas no ayudaba en absoluto y por más que frotara mis ojos de lágrimas no conseguía ver nada. Un ruido ensordecedor entraba en mis oídos. A pesar de estar dentro del coche el sonido atravesaba mi alma. Estaría atardeciendo y sería más otoño que verano. La oscuridad se echó encima pero unos diabólicos rayos iluminaban siniestramente el interior del coche haciéndonos ver que era de día allá afuera. Recuerdo que mi madre y mi abuela estaban tranquilas. Eran navarras y mujeres fuertes, matriarcales llevaban todo el peso del mundo sobre sus hombros. Nada las asustaba. Mis hermanas seguían trasteando pero a medida que subíamos por aquella recordada carretera empìnada las risas, las mías, se iban convirtiendo en llanto. El llanto en gritos y los gritos en un lloro convulsivo difícil de apaciguar. El interior del coche se había convertido en un caos gracias a mí. Pero yo sólo recuerdo los rayos. Los rayos no cesaban, una tormenta eléctrica encendía en mi pequeño cuerpo el piloto de peligro... Eché a llorar casi histéricamente, rogando a mi madre volver, volver volver a casa. Mi pequeño cuerpo húmedo de lágrima quería saltar adelante junto a mis mayores para convencerles de volver. Volver a casa y no regresar jamás por esa carretera. Mis jóvenes ojos creyeron que el mundo se estaba acabando justo allí, y mi familia no se estaba percatando. Por supuesto, esos mismos mayores no hicieron caso en un principio de mi pataleta bien argumentada. Pero todo acrecentó mi histeria. La negación de volver, la repetición de una voz amable tranquilizando mi ira pero con ese mismo rumbo. Los truenos me dejaban sorda y yo gritaba más para que mi grito destacara de esa negrura exterior. Mi abuela forte como un roble me decía que no pasaba nada, que sólo era una tormenta. Yo no razonaba, me revolvía allí atrás, junto a unas hermanas asombradas de mi asombro. La situación era tan insostenible que finalmente acabamos volviendo. Mi madre se apadió de mi inconsolable estado y volvimos. Tardé tanto, tanto en calmarme. Nunca más quise volver allí. Jamás volví a transitar aquella carretera que hoy sigo recordando negra como la muerte más desgarradora. Incluso cuando mucho más tarde íbamos al pueblo de mi abuela, al ver el cruce a la Ermita de Codés, un escalofrío recorría mi cuerpo, como un mal recuerdo. No ha habido vez que haya pasado por ese cruce fatal y lo hayamos comentado en el coche. Es cierto que lo hemos hecho con la relatividad de los años pero interiormente yo podía sentir cómo ese escalofrío traspasaba mi cuerpo.
Hoy tengo 39 años y detesto con todas mis fuerzas todos los rayos. Me dan pánico.

Este fin de semana fuimos a Valencia. De norte a sur. A 50 km de nuestro destino una tormenta eléctrica cayó sobre el coche de S. que yo conducía. Es curioso, miro mi pasado en Codés y aún no me explico cómo puedo amar conducir de noche y con lluvia. Lluvia controlada. S. detesta conducir de noche y si llueve todo su cuerpo se tensa y acaba tan agotada que sólo le queda descansar. Por eso cojo yo el coche cuando estas inclemencias golpean el mundo de afuera. Pero el otro día me metí en una tormenta llena de agua. Agua que se volvió tan virulenta que en un momento mi pasado volvió. Le gané la batalla para paliar la preocupación de S. pero el agua siguió y siguió cayendo hasta dejar la carretera casi como un gran lago turbio donde nada ves por más que abras los ojos. Volví a ganarle la batalla al miedo. Pero llegaron los rayos. Y la noche se hizo día. El primero cayó justo frente a nosotras, mi inercia hizo que frenara. S. me dijo que no hiciera eso por nada del mundo, que los de atrás no me iban a ver y chocarían. No volví a hacerlo. Cambié el lenguaje de la inercia de mi cuerpo y cada vez que un rayo partía en dos el mundo yo cerraba los ojos. Con manos mágicas seguía perfectamente el rumbo de una carretera sin rayas pero donde no podía dejar de cerrar los ojos, de mirar hacia abajo buscando dibujos en mi vaquero hasta que el mundo se recompusiera y cosieran el agujero que había dejado ese rayo que fulminaba.
Llegamos al pueblo de S. y salimos a la puerta de la calle para ver cómo los rayos nos recordaban nuestro pequeño tamaño. Determiné que los valencianos están acostumbrados al fuego. Sus oídos están acostumbrados a ver el cielo iluminado y al ruido ensordecedor de los truenos que tanto les recuerda a los castillos (nuestros fuegos artificiales de la infancia). Así que así pasamos nuestra primera noche, ellos observando el nivel del agua, provisionando sus casas. Estudiando dónde estaba la tormenta que comunicaba con la original. Escuchando dónde se iniciaba el trueno y quién contestaba con el mismo rugido. Hacia dónde se movía la tormenta por la luz del cielo, mientras yo, echaba mi cuerpo hacia atrás cuando la noche amanécía llena de luz llena de una extraña mezcla de miedo y emoción. Sí, nuestra primera noche achicamos agua en los caminos. Nos vestimos S. y yo con botas de agua pequeñas para mi pie y chubasqueros gigantes y salimos al mundo a desatrancar de hojas muertas las alcantarillas. Recuerdo que yo miraba mis pies con las botas y estaba como una niña pequeña diciendo, ¿¿¿pero cómo es posible que en la acera de la calle me esté llegando el agua hasta más arriba del tobillo???

Cuando ocurre esto, S. me cuenta ante mi asombro la pantanada de Tous, donde unas intensísimas lluvias en un octubre de 1982 destruyeron la presa de Tous haciendo mar de ese trozo de mundo. Me enseña libros con imágenes terribles y aún hoy no puedo entender cómo un ser como yo, con ese "nimio" recuerdo de Codés podría sobrevivir a una experiencia así.
Hoy llueve torrencialmente

*fotografía de internet