miércoles, 28 de mayo de 2008

La otra realidad de Léolo

"Italia es demasiado bonita como para dejársela a los italianos"

Vi la película Léolo (1992) del director Jean-Claude Lauzon en el Festival de Cine de Valladolid, la Seminci de ese mismo año. Yo, sencillamente me dejé enamorar por aquella poética aunque también grotesca y escatológica historia. Por supuesto, en el festival, se llevó la Espiga de Oro de ese año. Siempre descubro cine maravilloso en la Seminci. Me aventuro llamada por las nacionalidades de sus directores, por un título que se clava como una tormenta de cuchillos en mi cuello, por un cartel. Pocas veces me he equivocado.
Léolo es una historia familiar –no sé hasta qué punto autobiográfica- llevada al límite. Vidas desgraciadas, crueles carcajadas del destino nos adentran a desgarradores llantos donde el protagonista se repite continuamente "Porque sueño, yo no lo estoy", negando con esta frase la realidad más inmediata de su casa, alejándose así del mundo más cruento y la locura de su familia, adentrándose para sobrevivir en la palabra, en la palabra escrita, su salvadora. Tantas veces repetía la frase, tantas veces se ausentaba de la realidad que acabó huyendo de familia y de él mismo desembocando en un camino más oscuro, más estrecho, más solitario…

Porque sueño no lo estoy. Porque sueño, sueño. Porque me abandono por las noches a mis sueños antes de que me deje el día. Porque no amo. Porque me asusta amar. Ya no sueño. Ya no sueño. A ti la dama, la audaz melancolía, que con grito solitario hiendes mis carnes ofreciéndolas al tedio. Tú que atormentas mis noches cuando no sé qué camino de mi vida tomar... te he pagado cien veces mi deuda. De las brasas del ensueño sólo me quedan las cenizas de la mentira, que tú misma, me habías obligado a oír. Y la blanca plenitud, no era como el viejo interludio y sí, una morena de finos tobillos que me clavó la pena de un pecho punzante en el que creí, y que no me dejó más que el remordimiento de haber visto nacer la luz sobre mi soledad.

El personaje de "El domador de versos" es un hombre afable pero enigmático que busca y busca y hurga y desentierra en la basura de aquella ciudad italiana palabras, cartas, diarios o fotografías… Es el que mete el primer libro en casa de los padres de Léolo, en definitiva, el ángel guardián que camina junto al niño.

*La canción de Bianca que Léolo siempre escucha cuando viaja con el pensamiento es maravillosa.



Bastaba con que me pusiera a leer o a escribir para que Bianca viniera a cantar para mí. El domador tenía razón, había un secreo en las palabras engarzadas…

Su loco amor por Italia, por Taormina, las ensoñaciones continuas con Bianca -su amada vecina siciliana-, el domador, las palabras, una magistral mezcolanza de todo esto para desembocar en la más imagen más absolutamente poética.
En definitiva, una perfecta explicación del simple hecho de escribir desde la inspiración, junto a todas las dudas que surgen desde el vacío.
Dos o tres años más tarde del estreno de la película de Lauzon, éste murió en una avioneta que se estrelló contra una montaña. Era pilotada por él mismo, y después de pasar con su novia un día de pesca, tuvieron este fatídico accidente. Murió Lauzon y quién sabe si también murió con él una pequeña parte de Léolo… Nunca lo sabremos, sólo lo sentiremos.
Dicen que el destino para Lauzon debió de pensar aquello que Da Vinci le dijo a Miguel Angel: "Después de esto, sólo te espera el declive". Porque después de hacer una obra maestra, ¿qué hay detrás? ¿qué viene después?
Es una película que dispara directamente al estómago.

*Otra película esta vez rodada en la Toscana muy recomendable es La mejor juventud. Un día de estos me pongo con ella. Me encanta recodarla porque recuerdo lo mucho que lloré...

12 comentarios:

Camille Stein dijo...

hace años que vi esta película y me dejó un recuerdo imborrable

recuerdo la canción de Bianca... recuerdo que pensé algo parecido a lo que dices: después de esto y de cosas como estas sólo queda un declive

un beso

Gracia Iglesias dijo...

De nuevo siento al leerte que me quedan muchas cosas por descubrir. Como comprenderás, a priori siento ya cierta afinidad con ese personaje que llamas Domador de Versos. Al fin y al cabo ¿qué otra cosa pueden ser mis elefantes? Lo apunto en la lista (que ya es larga) de obras maestras pendientes.

Ana María Espinosa dijo...

Qué interesante Nuria.
Intentaré verla, me llama mucho
la atención esta historia.
No me extraña que a ti también.

Besos

mjromero dijo...

Si la vi no la recuerdo.
Nuria, no he podido oír la canción pues oigo de fondo la música de piano y la canción no la oigo, no sé si me ha pasado sólo a mí...
como va in crescendo ahoga totalmente la canción de la película.

aaaa dijo...

Muy interesante tu análisis de la peli, esta parte parte que has puesto en el teatro griego de Taormina, un entorno mágico, se ve el volcán al fondo... fácil rendirse ante el amor imaginario de una bella canción cantada por una bella mujer

Gracia Iglesias dijo...

Alfaro, para poder oír bien la canción tienes que quitar primero la música de fondo del blog en la tirita que aparece como reproductor en el lado derecho de la página, justo debajo de la foto de Nuria y de los créditos del blog.

samsa777 dijo...

Es una película maravillosa. Y esa cita... cuántas veces la habré pronunciado...

Gracias por traerla de nuevo.

Besos

Isabel Mercadé dijo...

¡No he visto la peli! ¿Cómo se me pudo escapar? Desde luego, la buscaré. También me hablaron muy bien (y también se me escapó) de "La mejor juventud".
A mí me encanta tener tantas cosas pendientes de ver, leer, escuchar... Gracias, Nuria.

SATSUMA dijo...

Preciosa. Es una de mis preferidas. Gracias por el vídeo!
Besos!

Anónimo dijo...

Léolo fué una de tantas cosas que poco a poco nos fueron uniendo en esa tela de araña de coincidencias... la música, Léolo, Baudelaire, El bosque de la noche, Deliciosa Marta... pero sobre todo esta canción, la de Bianca. Gracias por traerla de nuevo.

SAM

mjromero dijo...

Gracias, domadora de elefantes, ya he podido oír...

nuria ruiz de viñaspre dijo...

Camille
Acabo de ver en tu blog el poema para Léolo. Que siga su homenaje

Gracia
Cómo me alegra que las vayas descubriendo, algunas, a través de este ventana por donde te asomas
todos los días. Y sí, como ya te dije, cuando vi que te bautizabas como domadora de elefantes mi mente se fue a Léolo y a aquel domador de versos, claro. ¿Aué otra cosa serían tus elefantes?

Ana
Te encantará, las palabras tienen mucho que ver en esta peli.

Alfaro
Probablemente entonces no la llegaste a ver, porque la recordarías siempre.

Rafaela
En el teatro de Taormina… quién no se resistiría

Samsa777
Y cúantas veces habrás escuchado la canción… me repito pero es deliciosamente impresdindible.

Isabel
Ay la mejor juventud, el día que te hable de esa pelicula probablemente también te enamores y la anotes sin más tardar en tu lista de cosas bellas pendientes de hacer.

Satsuma
Gracias a ti por tus palabras.

Sam
Por todas esas cosas que mencionas, y por un sinfín de detalles estamos como estamos, siempre con la sonrisa lanzada hacia adelante. Porqque nuestros horizontes son los mismos.