jueves, 22 de enero de 2009

Las tripas de una vaca atropellada

Aún me quema el acero en las manos. Aún me quema el susto. Hoy he visto las tripas de mi cuerpo atropellado en el asfalto húmedo de lluvia. Eran las 6.35 h de la mañana cuando eché mi cuerpo a correr para no perder el autobús. Antes de cruzar el semáforo, y tras confirmar (aún corriendo) que estaba en verde para mí, continué con mi carrera hacia el trabajo. Aún así, algo debajo de mí me decía que allí, desde aquella esquina esra totalmente pausible la aparición de un coche que amedrantaría mis piernas. Sin escucharme seguí mi curso. De repente, como si todo lo pensado en un segundo tomara realidad plena, el morro de un coche en movimiento que saltaba aquella prohibición de continuar, rozaba mis rodillas ya quietas, mientras yo, asustada y enfurecida golpeé con mis dos manos el capó asesino, no sólo para, ilusa de mí, detener su curso trepando por mis rodillas, sino para gritarle “¿Estúpido, no ves que está en verde? Maldito cabrón. Cabrón. Cabrón”. Mi corazón se aceleraba mientras mi mente se disparaba a una imagen. Una sola imagen. Las tripas de alguna vaca atropellada hoy y a esas horas en alguna carretera del norte. Todo el camino al trabajo no he dejado de pensar lo que tan cerca he visto esta mañana. ¡Qué sucio hubiera sido todo! ¡Cuántas manchas!

5 comentarios:

Mamen dijo...

Vaya, qué susto!
Me alegro de que estés bien.

Un abrazo,
Lula.

Rafa dijo...

¡GRACIAS A DIOS, A BUDA, A SIVA A VISNU, A ALA, A TODOS LOS DIOSES! Menos mal que a ese cabrón se le cayeron los cuernos antes de empitonarte. El almendro floreció de repente y puede seguir dando sus frutos. ¿qué hubiese sido de nosotros?.
Un abrazo.
Desde hoy hasta no sé que nueva ocasión voy a estar desconectado de internet, porque me traslado a un apartamento por un periodo de 4 meses, y no voy a estar directamente conectado, a no ser cuando vaya a casa de Isa. Seguiré tu pista a traves de Gracia. Espero estar el día 27 para abrazarte y poder disfrutar de lo que no se llevó ese cabrón rodante.

Gracia Iglesias dijo...

Después de esto que cuentas, abrazarte el martes será recuperar la certeza de que sigues aquí para nuestra fortuna. ¡Maldito asesino! A algunos les han dado el carné de conducir como una licencia de armas.
Menos mal que no sucedió nada. ¡Menos mal!

Anónimo dijo...

¡Pobre de él si algo llega a ocurrirte!
Ese búfalo salvaje en la noche oscura
saliendo de la nada en un madrid mojado.
¡Ay si algo llega a ocurrirte!
Me habrían arrancado la vida de cuajo
le hubiera destrozado con mis propias manos
hasta convertirle en un cabestro, un buey castrado.

Como te dije un día, sigue adiestrando vacas, liberando peces y regalándonos palabras, aunque nos llevemos estos sustos con ellas.

Al menos el imbécil llevaba buenos frenos, pobre de él si no llega a ser así.

S.

Sergio dijo...

mi nombre es s., también (quizá haya escuchado de mí). yo de usted sí he escuchado, y la sigo desde hace tiempo.

es un placer que el jueves pasado no ocurriera nada, pues podré seguir leyendo las maravillas que nacen de sus yemas.

encantado, n.

p.d.: jamás (j-a-m-á-s) le hablo a nadie de usted. ¿por qué lo hago ahora?