Soy hija de padres separados. Voy a cumplir 39 años y me considero una mujer completa, con todo lo que conforma esa palabra. Amo y me siento amada, no sólo personalmente sino humanamente. Y a pesar de que no existe algo tan duro y triste para unos niños ni por supuesto para los protagonistas de esa historia que una separación, jamás me ha faltado cariño ni amor, ni tampoco me han faltado castigos o regañinas, eso sí, todo esto que digo ha confluido en un solo ser, una madre que hizo las veces de guardián, de madre, de amiga, de hermana, de padre, de policía, de pilar, de tronco, de cuidadora, de loba que defiende a sus cachorros, de educadora, de instruidora, de lectora, de confesora, de enfermera, de consejera... Y lo mismo con mis dos hermanas restantes, a las que adoro con toda la fuerza de la que soy capaz. Somos un solo pino de piña perfecta de cuatro piñones leñosos, claro que a veces se desgrana, pero no tarda en fundirse una y otra vez. Ella ha hecho lo mejor de nosotras mismas, ha conseguido sacar lo mejor de nosotras mismas y hacer de ello nuestro modo de vida. Nos ha moldeado sin ella darse cuenta, hasta estar ahora en este punto. Tampoco añoré nunca en mi infancia el amor de un padre, porque lo tenía en una madre, un niño no sabe de dónde viene el amor, si viene de un hombre al que le llaman padre o de una mujer a la que llaman madre. A un niño sin más, le viene el amor. Claro que hoy en día hay comunicación con mi padre, pero mera comunicación que no transciende. El roce hace el cariño, eso es un hecho. Y si no te rozas, el cariño se ausenta. Y vengo a decir todo esto porque a pesar de reconocer y ser consciente de no haber sentido jamás ninguna falta en mi corazón, sí es cierto que me emociona profunda, muy profundamente ver unos padres, en toda su completitud amando a unas hijas o sencillamente amándose a ellos mismos. Ayer conocí este conjunto matemático del que hablo. Una especie de escalofrío dulce, muy dulce, me recorría las venas, y después de comentarlo con S. puede que me quedara con la desconfianza de si realmente necesité antaño tener esa imagen en mi cabeza. En fin, hoy por hoy estoy muy orgullosa de mí misma, de cómo soy, de cómo siento, de mi manera de ver las cosas, con unos ojos que incluso cerrados pueden intuir dónde están los buenos sentimientos y la belleza. Todo en sí es hermoso, sólo hay que encontrarlo. A veces está un poco más escondido de la superficie pero si escarbas lo encuentras. Todo es completo. A veces me pregunto si mi vida hubiera sido otra, si no hubiera sufrido aquella experiencia quizá yo también habría sido otra y en fin, a pesar del sacrificio, siempre necesario, yo me encuentro feliz de conocerme y de quererme.
Vaya, que yo quería hablar del viaje de ayer. Y cómo no sé de qué manera enlazar las primeras frases con estas restantes, aunque prometo que tienen muchísima relación, sin más contaré que ayer, de nuevo S. y yo volvimos a viajar. Volvimos a ese país de libros en aquella raya del horizonte de un retiro cuyo nombre invita a eso y no a otra cosa, a retirarse. No hay año que no me acerque a ese retiro a bucearme entre olas y olas de páginas, pero este año lo estoy viviendo de manera más intensa. Rostros y nombres nuevos que nos llegan al corazón exaltante, nuevos títulos, más pliegues en mi cara pero que no son más que testigos fieles de lo vivido, unas manos más maduras que buscan ahora la síntesis, a pesar de estas parrafadas o garabateos de cháchara, en definitiva, la vida que marcha... En fin, que llegamos pronto, así que nos tumbamos con el corazón mirando a un sol inmenso que cortaba nuestras miradas en los árboles, más arriba. La recorrimos de arriba a abajo. Por supuesto nuestros pasos volvieron a dirigirnos hacia la caseta 178. De nuevo la noticia. Un nombre importante. Un nuevo libro esta vez infantil de la cuentista Gracia Iglesias, con ilustraciones de María Espejo, reposaba a modo de siesta sobre el stand de Amargord. Hoy salgo de viaje y lo llevaré en mi bolso, no querría leerlo nunca para no terminarlo nunca y alejarlo de las leyes físicas aquellas que dicen que todo lo que empieza se acaba, así que puede que de momento sólo me acompañe en un fugaz viaje.
9 comentarios:
'Todo en sí es hermoso, sólo hay que encontrarlo'... intentaré aplicar esta hermosa frase en mi día de hoy
se me ocurre algo peor que una separación para un niño... esa situación de tensión permanente, de guerra entre padres, siempre inconclusa, siempre en la búsqueda de estrategias para la próxima batalla...
el amor que se murió y del que queda la sombra que pervive... no hay separación, sólo un alejamiento que es recordatorio cada día, aguja clavada en corazón...
... el amor viene de recónditos lugares... a veces para encontrarlo hay que desprenderse de tantos derrumbes heredados...
un beso
Hay tanto amor en tus palabras y en tu vida diaria que, aún sin conocerla, estoy completamente segura de que tu madre hizo (y sigue haciendo) un maravilloso trabajo.
Gracias por colarme de nuevo en este verde refugio de tu corazón abierto al mundo.
G. y R. también se quedaron encantados de haberos conocido y yo disfruté muchísimo de ese encuentro en una tarde muy especial.
Amar, qué sentimiento tan difícil. Cada uno ama como es, como su integración en el mundo, con todo lo que recibe de cada otro, con su perfume y el del otro,con sus células y las del otro, y otro y otro...,con sus dioses y los del otro, con sus defectos y los del otro.
AMOR.AMAR. Conceptos tan abstractos y tan íntimos, tan ricos y tan pobres, al mismo tiempo, por eso solamente mirando en la profundidad de las miradas de los otros, sabes que no te están engañando.
Estoy emocionado por los sentimientos que ayer despertamos, y se despertaron en G. y en mí, porque esa fue siempre nuestra meta en la vida, la verdad en lo que sentimos, y amar y amarnos como dos seres humanos limitados, y que así se reconozca, ni sabios ni ricos, ni jóvenes ni viejos, en nuestra edad cósmica y punto, en nuestro lugar en el universo y punto.
Nos sentimos muy "encontrados" en nuestro encuentro. Anoche dormimos como dos seres multiplicados en vuestros corazones.
G.y Rafa
hoy, tan sólo un abrazo y un beso enorme.
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Tournesols se ha anticipado a mi comentario. Y ¿qué decir? Pues lo mismo.
sólo un abrazo muy fuerte, Nuria querida, y muy buen viaje, vayas a donde vayas.
Efectivamente, Nuria, el amor llega sin más. A un niño no le importa si es un padre, una madre o los dos, lo que queremos es ese amor... desde la infancia. El tiempo nos lo va renovando, cambiando de textura y de nombre, el resto es palabrería y parapetos.
me ha gustado eso de fugaz viaje...
Un abrazo.
Sabemos que amando, siendo amados, nuestra visión de la realidad y transmisión de lo real sufren una inenarrable y hermosísima transformación que logra una Vida por encima de nuestra fragmentaria existencia. La Vida lograda es la de los que como neutrones o planetas giran alrededor del átomo o sol que da a lo Universal un sentido no caótico. Porque, querida Nuria, creo, con los poetas del renacimiento, que el ser humano, tú, eres un pequeño mundo.
Y un mundo, leyéndote hoy, fraterno y deliciosamente habitado.
Besitos
Víktor
Tú lo tienes, Nurieta.
Yo tengo cuarenta años y soy hija de unos padres que se separaron hace seis años (y en este punto de la historia siempre añado, ¡por fin!).
Nunca les vi hacerse un gesto de cariño, ni darse un beso sentido, la comunicación en nuestra casa brillaba por su ausencia y la relación entre ellos era más de fuerza que de unión. Sin duda nos marcó, tanto a mis dos hermanos como a mí, y ese modelo de pareja que tuve fue el que busqué durante muchos años de mi vida sentimental, hasta los 28 exactamente.
Y aquí estoy, también encantada y feliz, pero todo ello se lo debo al tipo más maravilloso que conozco (él dice que conozco a poca gente ;-D aunque no es así) y que me enseñó a comunicarme, a reconocer mis sentimientos, a mirarlos cara a cara y no huir de ellos, a amar.
Somos fruto de nuestra circunstancia, cada cual de la suya incluso viviendo en la misma casa, en la misma familia. No te quepa duda de que hubieras sido otra, pero lo genial es que eres la que eres. Y yo también estoy feliz de haberte conocido.
Besos,
Lula.
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