lunes, 10 de enero de 2011

calcetines amputada

calcetines se ha quedado huérfana. y s. y yo. y la casa entera. incluso este jardín lleno aún de gatos anónimos a los que no sé si empezaré a poner nombre. hace casi dos años que puck adoptó a calcetines como compañera estática de juegos. hoy se ha quedado sola. menos desvencijada pero con una soledad más maciza en sus aún tintadas patas, antes zalameadas por el lomo de este animalillo. supongo que si una silla pudiera sentir, sentiría en este instante la ausencia del miembro amputado.

puck esta mañana detuvo su pulso por eutanasia después de una semana de aminoración. de deceleración. dichosas leyes físicas. a mayor tiempo mayor deceleración. tras una relación de casi 16 años, hace una semana que amaneció con menos pulso. ayer llegué de viaje y amanecí casi con el pulso detenido en el que se había estancado mi gato. pareciera que hubiera aprovechado mis tres días de viaje para ir muriendo silenciosa y amorosamente en los brazos siempre atentos de s. hoy le decía a s. si no te hubiera conocido a ti, puck habría vivido menos años. le tengo que agradecer aún esos cinco años conviviendo y hablando con él a diario.

mi gato aminoraba su pulso. éramos conscientes de ello. se empequeñecía su pequeño esófago y aunque jamás oí una queja, ayer sentí que su vida estaba vivida. esta mañana s. y yo tomábamos la decisión de llevarlo al veterinario para "empujarle" con todo el amor del mundo hacia otra estancia más pacificadora. desde las 10 de la mañana, hora en la que lo llevamos y nos despedimos de él, muy a pesar nuestro, hemos estado deambulando, probablemente porque ni ella ni yo queríamos entrar aún en casa.
de camino al veterinario y conduciendo s. nos hemos mirado y le he dicho, ¿has visto qué sol hace hoy? ella con los ojos aún enmudecidos ha asentido con la cabeza. estaba perfectamente entendiendo lo que quería decir en esa escueta frase. lo importante que era ver el sol en un día tan difícil. es cierto que luego el día se ha ennegrecido como se ha ennegrecido un poco esta casa, pero sólo quiero acordarme del camino al veterinario con el sol incidiendo en las ventanas del coche y más allá del coche en la mirada casi perdida de puck.

hace casi 16 años lo encontré en alicante tan delgado como estaba estos días, aunque con sólo meses de vida y aún recuerdo aquel lejano día cuando le dije: sube al coche anda, que estás a punto del desmayo... él me miró extrañado, pero al no ver nada más allá de mí, se subió conmigo. cuando conoció a s. años más tarde, este animalillo empezó a hablar. ella le hablaba sin descanso alguno. y estos días le cogía entre sus fuertes brazos en fiel abrazo para ver si a través de esa sinestesia le transmite un poco más de vida. de días.

la muerte en cierto sentido me enfurece. sé que es ley de vida pero todo sería más sencillo si la muerte no dejara tanto rastro inútil tras de sí, no me refiero al rastro de amor que le tienes al que va contigo tan útil siempre, sino a ese otro rastro "físico" que deja: la caja de arena, los comederos, el transporting. la comida restante que extendió s. a todos esos anónimos gatos del jardín, y que no sé si ponerle nombres.... cosas que ahora mismo s. limpia con la mente en blanco mientras yo transcribo este suceso que siempre me será extraño y no quiero escuchar frases como: si sólo es un animal.... no quiero escuchar: no te disgustes ahora que ha desaparecido. hay que disgustarse. llorarle justo hoy, este día tan tan tenaz en el que hemos tenido que tomar la decisión para que dignamente se fuera a otro espacio.

hoy me viene a la cabeza esa frase espetada por djuna barnes que decía que amamos por tamaños. ¿realmente amamos por tamaños como decía djuna barnes? yo hoy sigo pensando que no. puck era un animalillo pequeño aunque mucho más grande que una cagadita de ratón y aún así le hemos querido mucho más que por su tamaño le hubiera correspondido. a veces las dosis no es tan matemática.

mi puck, mi duende (y no de un solo sueño de una noche de verano), mi puck. mi pin más seguro. mi clave de seguridad, la clave que abre el acceso a mi corazón, ha detenido su pulso. hoy le hemos empujado amorosamente hacia otro lugar más tranquilo.
y ahora que lo pienso, la palabras más-cota, menos acota hoy en esta casa.

me alivia saber que la última música que escuchó en casa fue un stabat mater....

*esta foto es de hace relativamente poco tiempo -un año, quizá menos-, pero todo se ha precipitado como se precipitan las lluvias.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

es tan bonito lo que has escrito como el cariño que le diste en vida
besos

Gracia Iglesias dijo...

He llorado leyendo este post. Sé lo que sientes, y lo que siente S., porque yo lo he vivido y, no, no amamos por tamaños físicos, amamos siguiendo otro dictado mucho más espiritual e inmensurable. Puk ha entrado ya en el reino de los gatos; lo hizo primero a través de las páginas de un libro que está a punto de salir y con tu amor le has dejado marchar cuando su vida aquí no era ya más que una sombra.
Un beso enorme para ti y otro también enorme para S. Ojalá mi pequeña J. me de tantos años de felicidad como Puck os dio a vosotras.

alicia dijo...

Queda para siempre la punta de su cola enroscada a tu corazón. Lazos invisibles pero tenaces como la lluvia.
Un abrazo inmenso y sin palabras

yoSoy dijo...

Con las lágrimas precipitándose por mis mejillas y como música de fondo el ronroneo de Merlín (16 años)te envio un abrazo compartiendo tu sentir.