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S. acabó diciendo que atracción fatal también era la que sentía la mente más demente por esa palabra. Palabra de locos (entre los que me incluyo si sigo esa teoría)... quise decir, palabra de honor... Que había leído no recuerdo dónde que se había hecho un estudio en determinados campos profesionales sobre qué personas incidía más esa palabra. Bueno pues el campo con más sujetos con una clara predilección por esta palabra era el psiquiátrico, pero no eran sus médicos, psiquiatras o cuidadores los amantes de Alféizar, sino los pacientes, aquellos seres tan pacientemnete locos. los des-uniformados. los des-nudos. los des-nutridos de ideas, los des-cerebrados. Me pareció curioso porque yo me pregunto ¿es esa una gran aseveración o es que estamos todos un poco locos?
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más de Szymborska
La habitación del suicida
Seguramente crees que la habitación estaba vacía.
Pues no. Había tres sillas bien firmes.
Una lámpara buena contra la oscuridad.
Un escritorio, en el escritorio una cartera, periódicos.
Un buda despreocupado. Un cristo pensativo.
Siete elefantes para la buena suerte y en el cajón una agenda.
¿Crees que no estaban en ella nuestras direcciones?
Seguramente crees que no había libros, cuadros ni discos.
Pues sí. Había una reanimante trompeta en unas manos negras.
Saskia con una flor cordial.
Alegría, divina chispa.
Odiseo sobre el estante durmiendo un sueño reparador
tras las fatigas del canto quinto.
Moralistas,
apellidos estampados con sílabas doradas
sobre lomos bellamente curtidos.
Los políticos justo al lado se mantenían erguidos.
No parecía que de esta habitación no hubiera salida,
al menos por la puerta,
o que no tuviera alguna perspectiva, al menos desde la ventana.
Las gafas para ver a lo lejos estaban en el alféizar.
Zumbaba una mosca, o sea que aún vivía.
Seguramente crees que cuando menos la carta algo aclaraba.
Y si yo te dijera que no había ninguna carta.
Tantos de nosotros, amigos, y todos cupimos
en un sobre vacío apoyado en un vaso.
*fotos: francesca woodman
francesca woodman antes de suicidarse, en una carta a un amigo de la escuela, Sloan Rankin, escribía las siguientes palabras. “Mi vida en este punto es como un sedimento muy viejo en una taza de café y preferiría morir joven dejando varias realizaciones… en vez de ir borrando atropelladamente todas estas cosas delicadas…”.
puede que adorara la palabra alféizar, puede que no...
¡qué desbarro! pienso al momento de terminar estas letras..... llegar hasta aquí por una pregunta sin malicia alguna, curiosidad si acaso, ¿pero y a ti? ¿te gusta la palabra alféizar?
3 comentarios:
Te felicito por la nueva elección de la música. Bach por Dietrich Ficsher-Diskau es la representación de dios para los ateos como yo. Y sobre la entrada, sobre la que reflexionaré como siempre.
Besos
querida bel, me alegran tus excusas para usarla y sobre todo, que para ti el lenguaje, como para mí es mucho más que eso, lenguaje
juan diego el otro día en la central del reina sofía me hice con Die Kunst und der Raum de heidegger, tan bien relacionado con el horror vacui... es tan diminuto y tan hermoso e intenso a la vez que probablemente deba regalarlo. gracias mil por tu sinuosa recomendación...
Nuria, así, como en esa fotografía de Francesca Woodman, se cuelga nuestra hetaira Alice de su trapecio, en Babilonia.
Besos de viento.
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