Ayer fue mi cumple-años. Este imperativo que nos obliga a cumplir años me recordó ayer la cita ineludible. Y siguiendo con ese vicio de concebir redondo lo perfecto, ayer, a eso de las 17 de la tarde cumplí con esa cifra "redonda". Cuarenta años. Espero que se cumpla esa ecuación maniática de perfecto = redondo. Aunque menos redondo es decir que he vivido 14.600 días. 350.400 horas. 21.024.000 minutos desde aquella tarde que me caí al mundo. Luego pienso: de todo esto he mantenido dormido a mi cuerpo unas 11.680 horas. Todo es matemática. Es física. Todo está atado por coordenadas. Y durante todos estos minutos ha caminado el tiempo con mi esqueleto. Newton visualizó el tiempo como una flecha que volaba hacia su meta; Einstein, como ese río que avanza contundente y a la vez alejado y sinuoso... Pero al final, pensamos que el reloj no es ni una balsa ni un salvavidas. El pasado viene con nosotros, como una red barriendo peces hacia un centro. Y si el tiempo es río, ¿encontraremos todos la muerte en el agua? Ahora mismo estoy respirando tiempo pero también la decadencia que el tiempo deja. A veces pienso que literalmente, la sensación cotidiana que tenemos del paso del tiempo es una ilusión de nuestras mentes, un tiempo intangible. A pesar de todo, me felicito.
En fin, que hoy me pregunto tras ese arrebato del tiempo ¿lo mejor de ayer? Pues los pasteles de S. que llevé al trabajo y la loca loca loca noche en este Madrid loco en el también Loco Restaurante de la señora Rose Bourbon. Lo encontró el olfato e S. e hice reserva hará más de dos semanas. Nos llamó mucho la atención por la "diferencia". De acuerdo que no es algo nuevo, ya hay muchos restaurantes en Madrid que proponen ofertas de lo más variopinto, pero insisto, éste es todo una sorpresa que lleva abierta escasamente cinco meses (Carrera de San Jerónimo 5).
Nada más entrar ya uno de los porteros, simpatiquísimo, amenizó nuestra entrada con bromas inteligentes. En ese momento miré a S. y supe que íbamos a disfrutar de lo lindo. Nos sentaron dos camareros-actores (Jaimito y Eva) perfectamente caracterizados y que ya nos ganaron cuando nos dirigían a la mesa discutiendo como niños y diciendo: "Las siento yo", "no, las siento yo". "Las siento yo", "No no, las siento yo...". Eran graciosísimos.
La cena en sí fue estupenda. Comimos una tortilla en salsa, ensalada griega, costillas a la barbacoa y wok de verduras. Casi cuando comenzaba el espectáculo trajeron el postre. Nos sirvieron un tiramisú que sólo el dibujo que formaba en el plato encandiló a S. Más tarde nos invitaron a una copa en plena actuación. Yo hacía tiempo que ya había perdido los papeles, no se cumplen 40 todos los días...
EL espectáculo indirectamente comienza en cuanto entras al restaurante. Entre los múltiples personajes que te amenizan la velada destacó a nuestros ojos una mexicana linda llamada Astri (Astrigente) -según nos dijo, y decorada de manera muy creativa, sospecho que elaborado todos por sus manos. Iba de mesa en mesa buscando desesperadamente la pareja de un calcetín. De su vestido y del resto de su cuerpo colgaban mil calcetines de mil formas diferentes, pero había perdido uno y entre lamentos por los rincones. A mí este personaje me encandiló. S. cámara en mano se lío a hacer fotos, así que luego se ofreció a que nos sacaran una a las tres. Los huesos de las costillas ya estaban disecados en el plato cuando dijo poniendo un trocito de pan encima que sacara una foto al plato, a esa naturaleza muerta que ella había montado con esmero y que señalaba con el dedo enguantado. Acabamos hablando de libros bestseller ilustrados con las fotos de S. y que nos retirarían a todos. Era graciosísima y luego nos deleitó con otro número en el que cantaba al calcetín perdido con una sorprendente coreografía. Se despidió en esa primera vez diciendo: Me gusta esta mesa, es muy artística. Más tarde le comenté a S. -¿pues sí se acerca, no? hemos terminado hablando de gastronomía y naturalezas muertas y libros y prólogos.... vaya, nuestras pequeñas facetas diarias...
La segunda coreografía de Astri me gustó aún más que la primera. En esta ocasión atendía al nombre de "Cucharita". Iba vestida de los 70 con unas gafas "Lolita" gigantes y en su vestido en lugar de calcetines ideales, se suspendían miles de cucharitas de helado de todos los colores. Magnífica
Rose Bourbon entre tanto iba de mesa en mesa abrazando, charlando y amenizando el aire de cada estancia. Toda una show woman. No tardó en subir al escenario y hacer un monólogo en el que iba hablando de todas las mesas que estábamos. Después de muchas risas, comenzó su espectáculo musical, a veces eran canciones interpretadas por ella en las que animaba vivamente a todos a bailar y a aplaudir, y otras play back modificando a su antojo la letra. S. y yo ya estábamos bien metidas en danza. Rose se ganó a todas las mesas. Sin duda.
Otro personaje que nos caló fue Jaimito, que con su atuendo de niño tonto sorprendió a todos, a todos, cuando subió su voz al escenario y cantó la copla Y sin embargo te quiero... madre mía qué voz escondía el muchacho... y cómo bailaba, otra coreografía bien trabajada. Luego estaba la "Gótica", también nos gustó mucho ¿cómo olvidarla? su actitud de decir con la mirada: ¡pero os estáis viendo! ¡me dais pena! estaba muy bien conseguido. Actitud que subía incluso al escenario obligada a bailar...
Una noche diferente, fantástica, nos reímos como nunca y hasta acabé bailando en el escenario instada por Jaimito como despedida. Estas fotos lo demuestran...
Hay que ir, de hecho volveremos, solas o acompañadas
*fotos de S.
5 comentarios:
ay dios, cómo pude olvidarlo si me lo dijiste tres días antes... :(
siento mucho mi no-llamada y mi no-recuerdo, pero prometo enviar algo cuando esté establecida en casa al fin (¿septiembre?).
el norte ha sido bello y triste: perfecto. el regreso, caótico.
me alegra que todo fuera tan bonito. te mando todas las felicidades del mundo.
*
¡¿Tú bailando desvergonzada en lo alto de un escenario?! Pero... ¿cuánto bebiste?...
En fin. Espero que al menos te llevaras la rebequita y la linterna... Un beso de tarta con velas.
Muchas felicidades, Nuria, por todo.
gracia, una buena cena acompañada de un poco de vino (no mucho), una buena compañía y una fecha memorable (los 40 ya empiezan a serlo).... son el cóctel perfecto para subir a cualquier escenario y bailar lo que te echen, demostrado... jejeje
bel gracias por tus felicitaciones y L*, que ya tengo ganas de verte....
Historias como la tuya, cargadas de diversión, ilusión y sorpresa son las que nos hacen mejorar y crecer cada día.
Fue un verdadero placer tenerte en nuestro Restaurante y agradecemos profundamente tus comentarios.
Un abrazo.
Laura Alonso.
Directora Artística
EL LOCO RTE. DE LA SÑORA. ROSE BOURBON.
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