domingo, 16 de noviembre de 2008

Los suicidas

Adoro este poema. Porque en él veo que siempre hay dos maneras de vivir la vida. Que siempre hay elección. Dos caminos. Dos modos de decir.

Suicidarse en el mar es como desnacerse
en el claustro materno,
es como retornar a la tibieza
de la verdad primera,
redescubrir el hálito fugaz que nos perdura,
quizás la certidumbre
de que también el fin
puede ser una forma de empezar.
Hay suicidas muy torpes: tienen prisa
en sus renunciaciones
y eligen sin pensar acantilados
altos como el desprecio,
foscos como la ruina
para el vuelo final.
Acaban casi siempre
como siempre vivieron: en alguna caverna
de escollos heridores,
atrapados en redes sin linaje,
recubiertos de umbría,
anclados a su malva soledad.
Pero hay quienes ofician el suicidio
como un rito: se visten
de túnicas muy blancas,
con guirnaldas de flores
dan prestigio a sus sienes,
y enaltecen sus cuellos y sus manos
con bellísimas joyas y abalorios
cuyo fulgor conforta los sentidos
y el ánimo sosiega
y la inocencia acrece.
Después, tras consultar tablas lunares,
astrónomos, augures, cartas de marear,
escogen una fecha de otoño transparente
y con el claroscuro de la tarde vencida
se internan con cuidado entre las aguas,
la mirada en sus culpas,
el olfato en su ausencia,
el tacto en sus ensueños,
mientras van repitiendo las palabras
que jamás escucharon
y que siempre quisieron escuchar…
Con su gentil y antigua cortesía
acoge nuestro mar a estos pulcros suicidas,
les da la bienvenida, les recibe
en su imenso nidal.
Y arrullando su frágil mansedumbre,
entre un magno silencio de ondas y presagios,
les orienta hacia dársenas ocultas,
hacia anónimas clas donde aguarda
una pequeña barca que ya tiene
la orden de partir.

Antonio Porpettab
Los suicidas De “Adagio mediterráneo”, 1997


Él dijo en una ocasión: Me conformo con la posibilidad de que un día, ahora o dentro de cien años, me es igual, "alguien", (ese "alguien" nebuloso para quien escribimos, y que no sabemos si existe o no) lea un poema mío, se emocione con él y comparta la emoción con que yo lo escribí.

Hace mucho que llegó ese día.

5 comentarios:

Isabel Mercadé dijo...

Inquietante poema. Hay algo hermoso y al tiempo desasosegante, que atrae y repele. En cualquier caso, un interesante descubrimiento este poeta.
Un abrazo.

Gracia Iglesias dijo...

Es un poema precioso que conecta con sentimientos ancestrales y rituales que nos ha legado la historia. Podría hablar largo rato sobre todo lo que me sugiere. Quizá delante de un té, cualquier día.

tournesols dijo...

Siempre me llegas en el momento justo.

*

Soledad Sánchez Mulas dijo...

Un poema inquietante que no conocía.

Siempre un placer volver.


Un beso.


Soledad.

Sintagma in Blue dijo...

Alfonsina nos llama tantas veces a su regazo...