viernes, 4 de junio de 2010

pulmones y casas rojas

ayer estuvimos en el retiro. Fui a buscar a s. al trabajo para comer en ese océano verde, hechas pulmones nos lanzamos a la hierba roja bajo un cielo a punto de romperse. Lanzamos nuestros cuerpos a la tierra, a la tierra que hay debajo de la tierra. nos tumbamos en la alfombra y empecé a abrir mi preparatorio de comida. Charlamos mientras devorábamos el mordisco. Bebimos para no secar nuestras almas mientras observábamos los desvestidos cuerpos que miraban al sol. S. que conoce bien Suiza siempre habla maravillas del retiro. Le gusta esa cultura de parque donde la gente se acerca a comer y a tomar el sol o simplemente a pasear para expulsar el humo que hinfla nuestros pulmones a diario.

Y tras esa comida campestre, descalzas para sentir la humedad de esa tierra colándose en nuestras pieles s. enloqueció con la cámara de fotos. Le encanta la fotografía y a mí me encanta que le guste. Si tuviera más tiempo profundizaría más y más aún. Así que con la cámara arriba y yo desde abajo disparaba una y otra vez mientras hacía experimentos.

En principio íbamos a comer pero luego dije ¿por qué no pasamos un segundo por la feria? y ella me contestó, ¿acaso no es eso a lo que hemos venido? en fin, que nos adentramos en esa línea de libros enjaulados. Pasamos por la caseta 33 (librería La Regenta), donde volveré el jueves 10 de junio (de 18 h a 21 h), para firmar mis Tablas. Nos saludamos y volvimos a hablar de Tokio.

Navengando por la feria vi de lejos firmar a Juan Carlos Mestre su Casa Roja, al que siempre he admirado en silencio, como siempre que admiro algo, en silencio. S. me decía cómprate su libro, el otro día fui a por él pero no lo tenían así que me dejé convencer por S. Me aventuré también porque vi a Miguel Ángel San Juan, compañero y amigo. Con destreza inusual en este mundo pero natural en el mundo mestreniano, Juan Carlos estampó este perfecto dibujo de dos rostros, un dibujo que a nuestros ojos éramos S. y yo, las ramas de sus pensamientos entremezclando mis pensamientos. Me pareció bellísimo. Siempre creemos lo que queremos creer ¿no? el pensamiento es tan libre.... Me ha costado unas horas trascender de esa página que aquí subo. Me ha costado unas horas superar su belleza para adentrarme en su otro mar de letras.

un día completo que recuerdo hoy con música de Richter
*porque también escucho amorosamente a richter

3 comentarios:

Gracia Iglesias dijo...

Tienen un aire a Pipilotti estos experimentos de S., aunque ayer se me olvidó decírselo, porque estaba más atenta a tus Tablas y sus consecuencias escénicas. Un beso por sorpresa.

tournesols dijo...

qué preciosidad de todo

Anónimo dijo...

Gracias a las tres, artistas

S.