No deberíamos consentir que muriera la parte de quijote que hay en cada uno de nosotros. Esa parte que quiero pensar que todos llevamos dentro. Aquel que ve guerreros donde hay molinos. Batallas sin campos ni enemigos. Sin más armas que su espada. Aquel imaginario antiguo que ve Dulcineas donde no existen. Y que de existir éstas, son la ilusión perdida de sus ideas quijotescas. Tampoco deberíamos matar la poca piel de este enjuto que se pega por ejemplo a mi particular y también enjuto cuerpo. ¡Nos dan tanto, tanto! Y sin embargo, matar ese lado flaco parece una decisión sencilla. Teóricamente. Es una muerte literaria. Teóricamente, ya que resulta tan difícil convivir con un carácter así..., convivir con uno mismo. Qué desdoblamiento.
¿Y si no, por qué este ser físicamente maltratado en sus continuos encuentros imaginarios, bélicos y amorosos, salía tantas y tantas veces airoso, repuesto de golpe de golpes? ¿Acaso nunca aprendió este ideólogo amado del dolor padecido en ambos campos?
Cervantes siempre pensó matar a su quijote. Su muerte era realismo profundo. Era el camino más sencillo. Teóricamente. Además su muerte le inmortalizó.
Adoro estas canciones de Ibert y de Ravel
La muerte de Don Quijote de Jacques Ibert
Ne pleure pas Sancho, ne pleure pas mon bon.
Ton maître n'est pas mort, il n'est pas
loin de toi.
Il vit dans une île heureuse
où tout est pur et sans mensonges.
Dans l'île enfin trouvée,
où tu viendras un jour.
Dans l'île désirée O mon ami Sancho!
Les livres sont brûlés et font un tas de cendres.
Si tous les livres m'ont tué,
il suffit d'un pour que je vive.
Fantôme dans la vie et réel dans la mort.
Tel est l'étrange sort du pauvre Don Quichotte
No llores más Sancho, no lloes mi destino. Tu amo no ha muerto, no está lejos de ti. Él vive en una isla feliz donde todo es puro y sin mentiras. En esa isla que por fin ha encontrado, donde tú también vendrás un día. En la isla deseada. Oh, mi amigo Sancho! Los libros han sido quemados y harán con ellos un montón de cenizas. Si todos los libros me mataron, bastará con uno para que perviva. Fantasma en vida y realidad en muerte. Tal es destino extraño del pobre Don Quijote...
Y estas tres canciones de Don Quijote a Dulcinea de Ravel
Chanson romanesque
Si vous me disiez que la terre
À tant tourner vous offensa
Je lui dépêcherais Pança:
Vous la verriez fixe et se taire.
Si vous me disiez que l'ennui
Vous vient du ciel trop fleuri d'astres
Déchirant les divins cadastres
Je faucherais d'un coup la nuit.
Si vous me disiez que l'espace
Ainsi vidé ne vous plaît point,
Chevalier dieu, la lance au poing.
J'étoilerais le vent qui passe.
Mais si vous disiez que mon sang
Est plus à moi qu'à vous, ma Dame,
Je blêmirais dessous le blâme
Et je mourrais, vous bénissant.
Ô Dulcinée
Canción novelesca
Si vos dijerais que la tierra
Con su mucho girar a vos ofende,
Yo haría que Panza se encargara
De dejárosla fija y en silencio.
Si vos dijerais que os hastía
Ver el cielo de astros tachonado,
Desgarrando los espacios celestes
De un golpe la noche acabaría.
Si vos dijerais que el espacio
Por estar tan vacío no os place,
Andante caballero, lanza en ristre,
De estrellas el viento llenaría.
Mas si vos dijerais que mi sangre
Es más mía que vuestra, bella dama,
Yo palidecería ante el reproche
Y moriría, siempre bendiciéndoos.
¡Oh Dulcinea!
Chanson épique
Bon Saint Michel qui me donnez loisir
De voir ma Dame et de l'entendre,
Bon Saint Michel qui me daignez choisir
Pour lui complaire et la défendre,
Bon Saint Michel veuillez descendre
Avec Saint Georges sur l'autel
De la Madone au bleu mantel.
D'un rayon du ciel bénissez ma lame
Et son égale pureté
Et son égale en piété
Comme en pudeur et chasteté:
Ma Dame,
Ô grands Saint Georges et Saint Michel
L'ange qui veille sur ma veille,
Ma douce Dame si pareille
À Vous, Madone au bleu mantel!
Amen.
Canción épica
Buen San Miguel que me otorgas licencia
Para ver a mi dama y escucharla,
Buen San Miguel que me elegiste
Como su acompañante y su defensa,
Buen San Miguel bajad, si os place,
Junto a San Jorge hasta el altar
De la Madonna del celeste manto.
Con un rayo celeste bendecid mi espada
Y a aquella que es igual de pura
Aquella que es al par piadosa
Igual de pudorosa y casta: mi señora
Oh nobles San Jorge y San Miguel,
El ángel que protege mis vigilias,
Mi dulce dama que tanto se parece
A la Madonna del celeste manto.
Amén
Chanson à boire
Foin du bâtard, illustre Dame,
Qui pour me perdre à vos doux yeux
Dit que l'amour et le vin vieux
Mettent en deuill mon coeur, mon âme!
Je bois
À la joie!
La joie est le seul but
Où je vais droit... lorsque j'ai bu!
Foin du jaloux, brune maîtresse,
Qui geint, qui pleure et fait serment
D'être toujours ce pâle amant
Qui met de l'eau dans son ivresse!
Je bois
À la joie!
La joie est le seul but
Où je vais droit... lorsque j'ai bu!
Canción para beber
Mal haya aquel bastardo, ilustre dama
Que por hacerme perder a vuestros ojos
Dice que amor y el vino añejo
Entristecen mi corazón, ¡Oh alma mía!
¡Yo bebo alegremente!
La alegría es la única meta
A la que voy derecho
Cuando he bebido.
Mal haya el que por celos ¡Oh señora!
Gime, solloza y asegura
Ser siempre un amante pálido
Que diluye con agua sus bebidas.
¡Yo bebo alegremente!
La alegría es la única meta
A la que voy derecho
Cuando he bebido.
Voy a retomar este libro, lenta, muy lentamente. El otro día lo comencé.
4 comentarios:
Porque la inocencia aún es un valor a proteger...
Me encantan las tres canciones, y cuánta razón... La primera vez que me leí el Quijote tenía 16 años y se convirtió en toda una aventura que me hizo llorar al terminar.
(¡qué bien que hables de Gondry y sus obritas maestras en la entrada de abajo!)
Un beso*
Apasionante entrada Nuria, y el libro no lo conozco, lo debe ser aún más.
Ser Quijote hoy requiere esa inocencia que viene del saber, del haber leído y contrastado vida y utopía... y tragicamente haber escogido entre cordura pacífica o locura andante.
Locos somos y locos salimos al camino, a deshacer entuertos (conflictos) de hoy, como pocas
probabilidades de que no nos
abran la cabeza,
pero que le vamos a hacer, si
somos unos locos insurrectos,
montaraces e inocentes locos,
que ya no tragan con el cuento
de que todo va bien,
de que nada cambiará
de que hagas lo que hagas
es igual...
Ser Quijote siempre fue cuestión de escoger entre la libertad derrotable pero no en doma y la sumisión rentable de los miedosos.
Escoger entre el amor aunque imposible real, aunque irreal posible o la conveniencia y el deseo, el negocio de los afectos y seguridades.
Ser mujer y Quijote, dos veces locura, aún revuelve más a los marqueses y taberneros, a los curas doctos, a los doctores de ciencia y comercio.
Pardiez, que ganas de veros, Mi Quijotesca amiga, ganas de veros y pardiez de oir el aleteo del pez místico y la cadencia inextricable del ángulo de los abrazos.
Tu Víktor
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