sábado, 24 de marzo de 2012

juego de niños

Foto: Nick Ut

Foto: María Ángeles Sánchez

tenían como una lepra la infancia devorándoles el pecho
clarice lispector

niño-roca, busca las siete diferencias. Parece un juego siniestro pero por más que miro, yo no consigo verlas. Son otro paisaje, es cierto: Cali, un pueblo desvencijado en Colombia en una, y Vietnam, detrás de la cortina roja en otra. Pero delante, delante de todos ellos, un paisaje en común. Los niños. Niños que llegan y huyen de la humanidad descalzos y frágiles. Niños con un mismo paisaje detrás. Con alegrías desdentadas en sus adelantados ojos. Feliz(i)edad a flor de piel. Ojos que muelen y demuelen sus manos. Manos que sujetan muñecas invisibles, y de serlo -visibles, quiero decir-, estarían amputadas, como la recortada vida de sus bocas. Bocas con alfabetos a los que les faltan letras, pero a los que ya les han arrancado la palabra “muerte”. Muerte que trae aún más muerte, dando nacimiento a un siniestro bucle.

niño-bucle busca las siete diferencias Yo no consigo verlas con ojos. Sé que no son los pájaros los que abandonan continentes, son sus ojos. Y yo no veo nada con ojos. En una, niños incólumes posiblemente alquilados, vendidos, maltratados junto a sus desaparecidas madres y que conviven resignados con ese bicho asqueroso que es la pena. En la otra, el dramatismo en el movimiento de unos brazos. Solo unas manos sucias de calle que llevarse a la boca. Manos, brazos y ojos que son conscientes del dolor y huyen huyen y huyen. Me pregunto si aquellos que conviven con la pena de la pobreza y el abandono y el maltrato, no huyeron ya hace tiempo topándose con otro juego aún más siniestro, el reflejo de ellos mismos. Niños huérfanos cuyo futuro avanza entre latas y cartón o cadáveres y armas. Probablemente, digo solo probablemente no habrá ni una sola mañana-mamá mañana-mamá será haber sido niño-mercurio.

Ojalá fuéramos solo niños, niños de incólumes almas… niños que preparen el campo para desentrenar a los soldados de sus particulares guerras. Niños que inventen nuevas cornisas para deambular por los abismos pero no morir en ellos. Afuera, el mundo. El otro mundo. A tan solo un paso. niño-mundo.

*la primera fotografía es la famosa La niña de Vietnam (kim Puch) del fotógrafo Nick Ut, y la segunda de abajo, a mis ojos una especie de similitud con el hoy, de la periodista y fotógrafa María Ángeles Sánchez, cuyas fotografías son hoy hermosos testimonios del ayer. toda una trayectoria a tener en cuenta.

dejo un video con un trabajo fotográfico de María Ángeles Sánchez y que tomo prestado de su página. se titula Cali, por la vida....
todas las fotografías son de su propiedad.

1 comentario:

gloria dijo...

si hay algo que admiro de ti es tu constante compromiso en cada palabra... besos,
g.