cuando te encuentras de sopetón con una estudiosa de la anatomía no entendida como ciencia sino como vehículo, cuando te encuentras a una fotógrafa como isabel muñoz,, justo delante de tus ojos, escrutadores estos de unas manos que lo han captado todo o casi todo con monocromática lente, cuando te encuentras la persona no la fotógrafa, con una voz que habla desde dentro, no técnicamente sino humanamente, resulta complicado elegir alguna fotografía suya que ilustre estas palabras, así que me decido por una de ella misma, que es exactamente la desembocadura de todo, es decir, el río donde confluyen el resto de sus series, porque sus fotografías son sobre todo, contacto.
y desdigo lo dicho y elijo también esta fotografía porque me hundí en esas doradas aguas cuando la vi y la fotografíe para que nadara en la pequeña escuadra de mi móvil, empantanada, empantallada. así que casi por incercia, cuando después de su ponencia tropecé con ella en los pasillos circulares del círculo, no pude por menos que felicitar vivamente su trabajo mientras le mostraba esta imagen en mi móvil. ella me sonrió y me agradeció encarecidamente mis palabras.
tras disfrutar el viernes noche dos sesiones en el círculo de bellas artes, ayer me reinicié el día en el círculo con ella y lo concluí en ese mismo espacio doce horas después y con una maravillosa puesta en escena de la poeta y amiga maría antonia ortega. representaba en un maridaje perfecto de atonales voces y música en directo de la escuela de letras Jazz Band, el libro flor de lis de marosa di giorgo. un buen inicio sin duda y gran colofón. entre medias, todo.
y elijo también este poema de maría antonia para vestir todo esto. porque de ello habló matinalmente isabel muñoz en su conversación. hablaba de la esencia. de la luz que hay en cada uno de los cuerpos tratados. de la individualidad con la que los trata. el recuerdo y la memoria de cada uno de aquellos cuerpos ante ella expuestos, con todos y cada uno de sus nombres grabados a fuego en su memoria detenida.
EL CABALLO
La luz es
una ciega desnuda.
Por qué razón habrá el caballo
de parecernos siempre desnudo,
y no el ganado vacuno.
Pues hay una desnudez
que también nos cubre
como un vestido
con las manos de dios
sobre nuestra piel,
nuestra boca,
nuestro sexo.
Es la luz
donde la luz es lo único
al manifestarse en cada ser
fiel a sí mismo
en la forma pura de las cosas.
Y es el caballo
uno de los seres
más idénticos a sí mismos.
de Poemas de la desnudez de maría antonia ortega
hay que entrar en sus mundos
es esta la foto?
3 comentarios:
Hola Nuria, me uno a tu opinión sobre Isabel Muñoz, hace unos años a punto estuve de comprar una fotografía suya y arrepentida estoy de no haberlo hecho (ya no puedo...for the moment).
Era una fotografía de su serie "Etiopía" en la que aparecen dos niñas,(soy aficionada a la fotografía y me da mucho pudor fotografiar personas), en esa foto me vi reflejada, pues las dos niñas manifiestan ese sentimiento (una de ellas más que la otra, ya que no puede ni mirar a la cámara,es más, cierra los ojos, se tapa con las dos manos parte del rostro, encoge los hombros y ríe nerviosa).
Las fotos de la exposición de Caixa Forum impresionantes.
Un saludo.
Perpleja me quedo, SÍ ES ESA, no sabía que Isabel Muñoz se hacía una foto al lado de cada una de sus fotos :)
Me sorprende la casualidad.
Gracias Nuria.
El gesto es tan...
ponle un adjetivo tú que sabes ;)
Brindo con todo lo expuesto sobre Isabel Muñoz, esos ojos que saben descifrar el lenguaje mudo del mapa de los cuerpos. Y brindo con un vino terroso, como ese que compartimos, entre palabra y palabra un sábado que pareció un sueño. Con eñe, claro.
Salud!
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