hace unos días S. me vino a buscar al trabajo y de ahí continuamos camino al centro. Exactamente íbamos al Círculo de Bellas Artes. Me gusta la interrelación que tiene la literatura que le inyecto en vena con la gastronómica que corre intensa por la mía gracias a su pasión. La exposición se titulaba A la mesa, todo un acierto por cierto. Explicaba didácticamente y con utensilios y energías renovables, cómo deberíamos usar más lo que nos ofrece la naturaleza. A mí me pareció increíble todo lo que nos ofrece esta madre tierra, lo justo y necesario -a veces hasta más- pàra sobrevivir.
hablamos tan intensamente de esos dos mundos que caminan de la mano, esas dos hermanas, que en mi memoria va quedando lo suyo y en su memoria descansa lo mío. Un ejemplo: el otro día comimos en el Retiro y empezamos un juego. Era un juego poético. Era un juego gastronómico. Mientras saboreábamos en el banco del estanque un helado que hacía las veces de postre en aquella comida campestre, empezamos a decir nombres para seguir la otra con el apellido. Yo mencionaba nombres de poetas que me gustan, desaparecidos o de hoy en día y S. completaba mi frase diciendo el apellido exacto. Al momento ella me daba la pista de un nombre de cocinero o pastelero que para ella es maestro o amigo y yo completaba su frase lanzando al aire y con rapidez extrema su apellido. Fuimos exactas y no erramos en nuestras respuestas. Disfrutamos de poesía y gastronomía aquel día en el Retiro. Creo que esto es la admiración. La admiración mutua. Y eso mantiene las brasas siempre encendidas. Nunca habrá rescoldos. Los libros nunca será polvo a sus ojos y las cocinas mis hogares. Al final del camino habrá una S. poeta y una N. gastrónoma.
así que, gastronomía y poesía en mi carne, en mi experiencia, tienen mucho más en común que las dos vocales que cierran su nombre. sobre todo en mí, sobre todo en S. Se unen. Se solapan, o sino que se lo digan a Miguel Herández con su Oda a la cebolla, o a Platón con su Banquete. Y más hoy en día, donde la poesía está de moda (o yo quiero pensar eso) y la gastronomía, bueno, que creo que no hay un teledario donde no mencionen alguna noticia gastronómica. Además las dos son ciencias. Hay jornadas poéticas y también jornadas gastronómicas. Hay poemas gastronómicos y gastronomía que es pura poesía.... películas llenas de poesía y películas gastronómicas, poemas especiados y especias gastronómicas que enamorarían cualquier burdo paladar. Hay semanas poéticas y semanas gastronómicas. La gastronomía es pura matemática y todo es matemática en este mundo. Hay poesías que se huelen y saben a poesía y también manjares de reyes al alcance la boca. Libros de poesía y gruesos libros gastronómicos. La manera de lanzar al aire el luminoso vuelo de un delantal que no tardará en ceñir un cuerpo ¿no es pura poesía? ¿Acaso no hay poesía en la palabra macadamia? ¿espolvorear la harina no es acaso lo mismo que lanzar poemas al aire? Y como decían en Un toque de canela, gastronomía es la única palabra que encierra la palabra astronomía y no me digan que no hay poesía en aquel abuelo que explicaba a su nieto el Sistema Solar y las órbitas planetarias utilizando especias, colores, olores, sabores… La vida desde el punto de vista de la (g)astronomía. Todo parece caminar junto, sin duda.
unas escenas de un toque de canela. decidme si esto no es poesía, y es una película. Prosa poética en plena acción, interactuando, como estas conversciones literarias, gastronómicas.
*para s.
6 comentarios:
estimada nuria,no sabe usted cuanto coincidimos en la valoracion conjunta de la gastronomia y poesia.desde el sur del mundo le invito a mi blog y comente usted lo que crea pertinete. no dudo que volveremos a cruzar mensajes.
saludos
Existen dos pilares cinematográficos sobre los que fundamento mis excesos estéticos cuando estos los emparento con la gastronomía:
- "El cocinero, el ladrón, su mujer y su amante" (1989) de Peter Greenaway.
- "La Grande Bouffe" o "La Gran Comilona" (1973), tal y como fue traducida al castellano, de Marco Ferreri, con guión de Rafael Azcona.
Las has visto? Si no, las recomiendo fervorosamente.
julio encantada
jose ramón, el cocinero, el ladrón... es sencillamente fantástica, greenaway es a veces tan extremo que suscita pasión u otro sentimiento bien alejado de lo primero, a mí sencillamente me apasiona. Me haré con la segunda recomendación, sin duda, gracias por subirte a este rascacielos...
En mi vida y experiencia también se unieron poesía y gastronomía. Ella ponía el alma de vapor de los pucheros y yo alentaba el fuego con mis letras de sarmiento. Hermosa mezcla de los sentidos... Nunca supo mejor una sopa aromática de Byron y hierbabuena ni hubo caldillo de congrio más sabroso que el que Matilde Urrutia conjuraba al calor de los versos de Neruda.
Me ha conmovido mucho tu escrito, me haces recordar ese sentimiento que me une tan intimamente con mis amig@s: la alegría de compartir intereses y admirarse mutuamente gracias al apasionamiento que tenemos por la literatura, el cine o la gastronomía.
Un toque de Canela me fascinó. No se si ya viste Como agua para Chocolate dirigida por Alfonso Arau y escrita por Laura Esquivel y El Festín de Babette dirigida y escrita por Gabriel Axel es una película sutil y genial.
Llegue a tu blog investigando sobre poesía gastronómica para escribir algo al respecto en mi blog, estaré visitándo el tuyo y te escribiré cuando publique los poemas gastronómicos :)
anaís, te dejo un mini-relato que seguro que disfrutas como yo disfruté el tuyo sobre el autobús y sus olores. encantadas. tb te seguiré... porque gastronomía y poesía, como decía, están muy unidas....
http://rasca-cielos.blogspot.com/2007/05/al-revs_18.html
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