Son curiosas las casualidades. Ayer mismo le comentaba a S. que me gustaría escribir algo sobre la última tormenta de agua que resbalaba por nuestros hombros -eran aquéllas, tormentas que duraban días-. Escribir si aún alguien hoy recuerda el último trueno que aturdió nuestros limitados oídos y asustó a algún que otro niño en su cama, escribir sobre aquellas nubes negras que a veces parecías las cejas de algún dios, allá arriba, tan lejos, tan fuertes, tan densas y que ensombrecían este suelo hoy tan seco que pisamos y que nunca se convierte en barro. Suelo con mucha sed pero que espolvoreamos cuando lo pisamos. En fin, después de este comentario, hoy, unas horas después, una amiga poeta me pide una colaboración para una exposición y me solicita un poema de agua. De agua, precisamente de agua. Hay tantas cosas sobre las que escribir… que me pareció mágico que ayer sintiera la necesidad de escribir sobre el agua convertida en lluvia y hoy hasta sea un deber hacerlo.
Gracias N.
1 comentario:
A lo mejor el mundo tenía sed de ti y se manifestó en la voz de tu amiga.
Yo tengo algunos poemas bajo la idea común de "La mirada en el agua", que me fue sugerido por el artista Guillermo Menéndez de Llano. Él inventó ese título para un ciclo de exposiciones de alumnos suyos en Gijón.
El agua que es la vida; tan poderosa que puede destruirnos con su ausencia y su beso desbordado. Me gustará leer algo de lo que escribas sobre ella.
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