jueves, 17 de mayo de 2007
Marinando
Llevo casi un mes acostumbrando a mi cuerpo a salir a comer a un parque cerca del trabajo. Llevo días acostumbrando a mi cuerpo a "marinar" mis ideas después de comer, sazonándolas. Curtiéndolas con sol y tiempo en un entorno de cerezos y almendros. Un parque silenciosamente soleado, regio, que no debería envidiar al distendido Retiro. Así, cuando llego, quisiera comer más deprisa de lo normal, hacer las llamadas oportunas y pensar lo justo, para dedicar un último momento a descubrir la piel hasta donde el decoro y los huesos consientan... Es mi postre solemne después de la levedad que hay en el acto de comer un bocadillo, como un sorbete de aire que me reconcilia con todo y me limpia la garganta de palabras. Y así, en esos momentos poder pensar en tantas cosas, marinándolas (como diría alguien importante para mí)... En estos días, las tardes nos estallan en la cara con su viento verde. Y cuando menos lo esperemos, el pasado se habrá convertido en tan sólo una estación del año, y ya no seremos los mismos, traeremos los ojos más llenos de esos árboles, traeremos más hojas y como no, nos habrán crecido más ramas.
* la foto es nuestra
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2 comentarios:
ey nurieta
así que un postre solemne, muy bueno
desde luego que con el tiempo y gastándolo donde tu y yo sabemos, es ese lugar de flexos y no soles, las ramas salen y mucho.
Bienvenica cara!!!
un beso
a mí lo que me alegra, nuria, es que te haya crecido esta nueva rama en un árbol en el que sabes que yo llevo ya tiempo subido, y me alegra también que los pasillos de ese edifico crecano al parque del que hablas se prolonguen ahora también por los cables telefónicos del interné y así tenerte también luz y palabra, y bloguera al fin
¡bien!, bienvenida y enhorabuena
un beso,
amor
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