tabula rasa
por alba ceres rodrigo
Cuanto
amo se me llena de silencio. De esto se deduce que no sé explicar qué
es música, qué es poesía, ni el deseo de quebrantar el silencio haciendo
música y poesía. El don de la definición amorosa me abandonó hace mucho
a cambio de un estupor taciturno. Es el precio a pagar -ponía en la
letra pequeña- por una vida llena de sentidos, sentidos que despiertan
como flores que se abren. Acepté. "Tabula
Rasa" es un libro que he acabado amando como amo, sean lo que quieran
ser, música y poesía y el acto de implicarme en ellas, quizás porque
"Tabula Rasa" es las tres cosas a la vez o, mejor, el palpitante
resultado de sumarlas. Escucho los poemas de Ana y Nuria, poso mi oído
sobre cada palabra y atiendo con mis ojos a la música que hay en ellas.
"El mundo se desmunda andantino", escriben, "la derrota me ha devuelto
la poesía", entonan, y yo leo en sus versos el avatar de una orquesta en
la luz y toco sus poemas con las manos. Los toco porque ellas me dejan,
los toco como a un cuerpo que se desea, los toco como la música que
toco, con la intención, firme y temblorosa a un tiempo, de que nazca de
sus tripas la posibilidad -porque cabe, quiero creer- de un mundo que no
se desmunde todavía. A cada vuelta de oído y paso de página, esa
"tabula rasa" se va convirtiendo en paisaje, se va llenando de flores
abiertas, de alteraciones que confunden y amplían y enriquecen la
función de nuestros sentidos del mismo modo que un sostenido confunde y
amplía y enriquece a una nota que antes estaba tan tranquila.
Maravillosa con-fusión de voces musicales y poéticas. A cada vuelta de
oído y paso de página, Ana y Nuria nos llevan, y lo hacen cantando,
hacia el silencio, cantan a pleno pulmón en sus miradas hasta acunarnos
en el silencio que el asombro nos provoca. Ese silencio que, al cerrar
el libro, que al extinguirse el último eco del eco de la última nota,
todo lo llena para reafirmarnos en el amor. El amor de quien ama, el
amor de quien escribe, el amor de quien musica, sea lo que sea amar,
escribir, musicar. Porque "la música (y la poesía) (y el amor)
impugna(n) toda muerte innoble", dicen. Porque "la música (y la poesía)
(y el amor) puede(n) salvar llagas", cantan.
*imagen y texto: alba ceres rodrigo
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