viernes, 22 de mayo de 2015

mamanuela



Cuidar cuidarlo todo. Cuidar ciudad. Cuidar cuidador. Cuidar cuidado. Cuidarlo todo. Cuidadanía. Ciudadanía. Cuidar. Cuidar palabras y todo aquello que con-llevan. Palabras como paridad igualdad cuidado. Cuidad. Cuidad. Cuidadla, ciudad. Cuidadla.

Soy Ahora soy Madrid. Soy mujer. Soy viva. Soy mujer asesinada. Soy triste y maltratada cuando soy mujer asesinada. Soy comprensión. Soy hombre-cuna que acuna a la mujer asesinada. Soy auténtica. Soy semáforo y soy verde. Soy turquesa velocípeda. Soy hidráulica. Soy sensata jueza padre. Soy lesbiana. Soy esquina. Soy migrante. In-migrante. Soy cuidado y cuidadora. Albañil  acequia zanja. Soy cuneta y cuerpo abierto. Árbol. Parque Bici. Soy camino limpio. Soy pradera. Soy su vaca. Y ella hierba alta. Soy establo dentro de tu establo. Soy gitana. Desahuciada. Soy la abuela buena, no la mala. Soy cadena humana porque soy cadena y soy humana. Soy un yo a la intemperie. Optimismo imperativo. Soy actor. Soy cultura. Soy Manuela soy Manuela. Soy progreso. Soy utópica-mente realista. Tú eres yo. Soy Manuela. Soy mamá mamá. Soy mamá concatenada. Soy mamanuela.

Tengo 45 años y desde aquellos lejanos 18 en los que una mete en una urna incierta su futuro más incierto, no había palpado en las calles la esperanza, la ilusión, la potencia y el amor por un ser llamado Manuela que es exacto a ti y quiere y defiende como buena jueza, lo que tú querrías defender. Tengo 45 años y ayer fue la primera vez desde aquellos lejanos 18 años que asistí a escuchar un mitin, o la charla de una candidata a un puesto políticoPorque siempre me he sentido bien lejos de todo esto, por mucho que diga Szymborska que todo es política. Revelador. Pero es que Manuela es otra cosa. Desde aquellos 18 siempre votaba por una ley extraña de eliminación. Votaba a aquel que me disgustaba menos incluso hubo veces que no votaba, ya que jamás me vi representada en ninguno. Pero es que Manuela, insisto, es otra cosa. Manuela es el futuro. El futuro con mayúscula. Además, que una mujer grite a golpe de megáfono y semáforo: Yo no tengo futuro pero os regalo mi presente, me parece el presente más auténtico y más generoso que nadie -y menos dentro del mundo de la política- puede darnos... Pero en ese juego y ese trueque, ella, sin quererlo le está dando su presente a nuestros jóvenes. Jóvenes que sí son nuestro futuro y nos darán nuestro futuro. Y en la rueda de su bici va girando todo esto como si fuera un engranaje donde la retroalimentación es el motor. En la dinamo de esa bici gira pasado, presente y futuro.

El viento a su favor y ella a favor del viento. Quid pro quo. Porque es, como decía ella en una de sus charlas -no le gusta la palabra mitin- es, digo, un milagro que gracias a la cuidadanía, a la ciudadanía, se haya movilizado todo a su favor sin grandes campañas publicitarias ni talones ni cheques, allí no había adoradores del dólar. Aquí los únicos talones que han interactuado has sido los nuestros propios, los talones de todos nosotros que los hemos paseado por estas calles descalzas y con una sonrisa en cada talón de Aquiles.... Nuestra debilidad y nuestro escepticismo necesitaba este viento fresco de 71 años que avanza como un barco en una bicicleta de ruedas donde todo todo todo encaja, humana y éticamente hablando. Un milagro que su campaña política hayamos sido justo nosotros. Todos esos Soy. Esos de boca en boca y de brazo-en-brazo. Una campaña muy consecuente con lo que Manuela representa. No podía ser de otro modo.

Entonces miro a Manuela, miro sus movimientos, porque el lenguaje corporal engendra fuego, lo decía Pizarnik. Y en Manuela el lenguaje corporal engendra un fuego rehabilitador. Entonces, digo, miro sus manos, por ejemplo, y lo dicen todo junto a esa boca del decir que no desdice. Miro la dirección de sus manos en debates charlas entrevistas. Manos que nunca son espejo del otro interlocutor político. Porque el otro mueve sus manos de afuera adentro, es decir para increpar, señalar, dirigir, dirigir, reñir… sentimientos estos agresivos, competitivos, negativos, pero ella es positiva, serena, abierta, porque nada oculta, por eso mueve sus manos de dentro afuera de dentro afuera. De lo estrecho a lo ancho. Porque ella es apertura. Es la puerta abierta. La ventana. El viento dentro de la casa... De su adentro y su razón a la sinrazón de las calles de este hoy. Unas calles que quiere cambiar. Expansión. El resto es contracción. Incomunicación. Retraimiento.

Y es que ella es otra cosa. Es la leona que sabe leernos y defiende a su especie dentro de esta selva que nos gira. Las calles de este Madrid salvaje ya se giran para mirarla. Todo tiene un aire a Manuela.


 Soy Ahora soy Madrid. Soy mujer. Soy viva. Soy mujer asesinada. Soy triste y maltratada cuando soy mujer asesinada. Soy comprensión. Soy hombre-cuna que acuna a la mujer asesinada. Soy auténtica. Soy semáforo y soy verde. Soy turquesa velocípeda. Soy hidráulica. Soy sensata jueza padre. Soy lesbiana. Soy esquina. Soy migrante. In-migrante. Soy cuidado y cuidadora. Albañil  acequia zanja. Soy cuneta y cuerpo abierto. Árbol. Parque Bici. Soy camino limpio. Soy pradera. Soy su vaca. Y ella hierba alta. Soy establo dentro de tu establo. Soy gitana. Desahuciada. Soy la abuela buena, no la mala. Soy cadena humana porque soy cadena y soy humana. Soy un yo a la intemperie. Optimismo imperativo. Soy actor. Soy cultura. Soy Manuela soy Manuela. Soy progreso. Soy utópica-mente realista. Tú eres yo. Soy Manuela. Soy mamá. Soy mamá concatenada. Soy mamanuela.


cuidadla
ciudad
cuidadla
 

Por y para Manuela Carmena